El Catatumbo, realidad de la Colombia profunda

Foto: Verdad Abierta

Temor, miedo, zozobra y convivir con la cultura de la muerte es el pan de cada día de más de un millón de personas que habitan a lo largo y ancho de la región del Catatumbo en nuestro país.

Las extensas siembras y cultivo de la planta de coca es la bandera que marca este territorio, regido además, por toda clase de acciones ilícitas y desorden moral.

Conviviendo con esta realidad, la presencia de la Iglesia no está al margen. Todo lo contrario. Su trabajo es relevante pero prudente y laborioso.

A través de sus representantes los obispos y presbíteros escuchan, ven y tienden puentes de diálogo entre las partes enfrentadas, como el ELN y el EPL, entre otros grupos armados vigentes en esta zona. Atienden a la sociedad civil y pastorean a una comunidad que vive entre la incertidumbre por sobrevivir y el miedo.

Paciencia activa

La Iglesia también proporciona esperanza en este territorio donde la tensión es continua, que sueña que el Catatumbo algún día pueda vivir en paz.

Son muchos, también, los actores que intervienen para aportar un cambio positivo y de renovación en estas tierras, como la cooperación de organismos internacionales como la OEA, las Naciones Unidas, embajadas, organizaciones campesinas, entre otros. Y, por supuesto, animan a que el Estado, fije sus ojos en esta cruda realidad y se logre un cambio en este territorio.

Recordemos que el Catatumbo o Región del Catatumbo, como también se le conoce, pertenece al departamento de Norte de Santander, en el noroccidente de Colombia y se extiende hasta la zona de Maracaibo en la República Bolivariana de Venezuela, por lo que se considera una región “transfronteriza”. Cuenta con 33 municipios y una población con alrededor de 1.200.000 habitantes.

El obispo de la diócesis de Tibú, Ómar Alberto Sánchez Cubillos, perteneciente a la orden de los dominicos, concedió a la oficina de comunicaciones de la arquidiócesis de Bogotá una entrevista y describe con sus palabras la realidad de esta región del país.

Fuente: Of. de comunicaciones arquidiócesis de Bogotá


Tomado del portal de la Conferencia Episcopal de Colombia