El sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo, es ese momento que vivió la santísima virgen cuando acompañaba a Jesús en el calvario hacia la cruz.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores, se viste cada año de un manto negro con textura de terciopelo, para ser acompañada por cientos de fieles durante el sábado santo en una procesión que se realiza en honor a ella.
En la Catedral de Ibagué, se prepara esta procesión desde los días anteriores al sábado santo, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores comienza a ser arreglada y adornada para esta procesión que se realiza con fervor y respeto dentro de las celebraciones de la semana mayor.
Desde hace 30 años al interior de las instalaciones de la Catedral Metropolitana Alba y Beatriz, son dos mujeres encargadas de vestir y adornar la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, pues ella estará presente en el solemne viacrucis del viernes santo y en la procesión que se hace en honor a ella el sábado santo.

Para estas dos comprometidas fieles católicas, vestir a Nuestra Señora de los Dolores tiene un significado tan profundo como la misma semana santa, así lo hace saber Alba Rodríguez quien cuenta que desde hace 30 años, es una labor sagrada para ella vestir a la Virgen, luego de que esta tarea se la encomendara Rosita Lombo, hermana del ya fallecido Monseñor Marcos Lombo quien se desempeñó como sacerdote durante casi 70 años y se caracterizó por sus amplios conocimientos sobre la vida de la Virgen María, por ese entonces Monseñor Lombo fue quien envió a hacer la vestimenta y el manto de Nuestra Señora de los Dolores a las hermanas concepcionistas en la ciudad de Bogotá, quienes confeccionaron el suave manto de terciopelo y lo bordaron con finos hilos amarillos, dando una impresión como si el mismo manto estuviese bordado en oro.

Las hermanas concepcionistas instruyeron a Rosita Lombo, sobre cómo debía vestir a la Virgen, tanto su cuerpo como su rostro, desde ese momento la tradición perduro hasta el día en que los quebrantos de salud, comenzaron aquejar a rosita quien no quería perder esta tradición, es allí cuando invita a seguir conservando este conocimiento a su gran amiga Alba,y durante un apostolado que llevaban a cabo las dos en la Catedral de Ibagué, le enseño como se adornaba la Virgen y le encomendó seguirla vistiendo cada semana santa.
Para Alba Rodríguez vestir a Nuestra Señora de los Dolores ha sido un acto de entrega y de fe, un compromiso con la Virgen, de quien siente su intercesión y ayuda en los momentos difíciles que le ha tocado vivir, momentos en los que señala que ha sido la misma Señora de los Dolores quien la ha ayudado, como una muestra de gratitud por llevar a cabo este servicio y no dejar de adornarla desde hace 30 años.

Beatriz quien también acompaña a Alba a poner los ornamentos de la dolorosa,tambien tenía una historia para contar y con una amable sonrisa, paciencia y dedicación alrededor de las tres de la tarde del Martes santo, llego a la Catedral para comenzar a vestir a Nuestra Señora de los Dolores, preparándola para la primera procesión del Viernes Santo, el solemne viacrucis, dedicadas a esta labor a medida que pasaban los minutos Beatriz cuenta como su mamá, le enseño a rezar el rosario y como aprendió a tenerle una fiel devoción a la “virgencita” como le dice de cariño, pues cuenta que sintió muy de cerca la presencia de la Virgen de la Soledad, cuando atravesaba por un fuerte momento en el que el cáncer quiso apagar su vida, por medio de un sueño veía como la Virgen la llevaba hacia un campo santo, y le decía que le daría cristiana sepultura, en ese preciso momento la Virgen le indico que debían subir un gran muro, y arriba de este se encontraba el “Arquitecto” como le llama Beatriz, quien la tomo de la mano y la condujo junto con la Virgen a un momento más personal y espiritual, del cual despertó y da testimonio de haberse recuperado a través del milagro y la intercesión de María, del cáncer que la aquejaba, luego de haber tenido este sueño y aferrarse a la dolorosa fielmente.

Por eso afirma que su fe y devoción a Nuestra Señora de los Dolores es tan grande, que ha podido comprender el dolor que sufrió ella y todo lo que tuvo que soportar al ver a su hijo Jesús camino hacia la cruz.
Nuestra Señora de los Dolores, ya está lista y adornada, se conserva cubierta en un manto al interior de la Catedral esperando el Solemne Viacrucis y la Procesión en su honor, Alba y Beatriz estarán acompañando como muchos otros fieles cada año, a la Divina Madre en esta semana de reflexión y oración.
Redacción: Cristian Camilo Trujillo