Letanías de la Humildad

Estas letanías fueron compuestas por el Cardenal Rafael Merry del Val. Las acostumbraba rezar todos los días, después de celebrar la Misa. Fue un cardenal español, secretario de Estado de la Santa Sede con el papa san Pío X. Se encuentra enterrado en las grutas de la Basílica Vaticana y en 1953 comenzó su proceso de canonización.

En este día te invitamos a recitar con fe y devoción esta oración, pidiendo al Señor que nos haga humildes, como Él mismo lo es.

¡Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
   haz mi corazón como el tuyo.

¡Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
   Óyeme.

Del deseo de ser estimado,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser amado,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser respetado,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser alabado,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser preferido a los otros,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser consultado,
   Líbrame, Señor.

Del deseo de ser aprobado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser humillado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser despreciado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser rechazado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser calumniado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser olvidado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de caer en ridículo,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser injuriado,
   Líbrame, Señor.

Del temor de ser sospechado,
   Líbrame, Señor.

Jesús, dame la gracia de desear …

– Que los demás sean más amados que yo,
– Que los demás sean más estimados que yo,
– Que los demás se engrandezcan en la opinión del mundo y yo disminuya,
– Que los demás sean escogidos y yo no,
– Que los demás sean ensalzados y yo despreciado,
– Que los demás puedan ser preferidos en todo,
– Que los demás sean más santos que yo, con tal que yo se lo más santo que pueda ser.

Concédeme, Jesús:

– El conocimiento y el amor de mi nada,
– El perpetuo recuerdo de mis pecados,
– La persuasión de mi mezquindad,
– El aborrecimiento de toda vanidad,
– La pura intención de servir a Dios,
– La perfecta sumisión a la voluntad del Padre,
– El verdadero espíritu de compunción,
– La decidida obediencia de mis superiores,
– El odio santo a toda envidia y celo,
– La prontitud en el perdón de las ofensas,
– La prudencia en el callar ante los asuntos ajenos,
– La paz y la caridad con todos,
– El ardiente anhelo de desprecios y humillaciones,
– El ansia de ser tratado como Tú y la gracia de saber aceptarlo santamente.

María, Reina, Madre y Maestra de los humildes…
   Ruega por mi

San José, protector y modelo de los humildes…
   Ruega por mi

San Miguel Arcángel, que fuiste el primero en abatir a los soberbios…
   Ruega por mi

Santos todos, santificados por el espíritu de humildad…
   Ruega por mi

Oración
Señor Jesús, que siendo Dios te humillaste hasta la muerte y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio, concédenos la gracia de imitar tu ejemplo para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén