Marsha, de Pussy Riot: “Es necesario elegir no callar”

Foto: Civicus

El grupo actúa en Belgrado para mostrar a los serbios la Rusia opresora con los activistas con la que una parte de la sociedad y la clase política de Serbia simpatizan

Por: Alejandra Agudo – Belgrado

El País

Una mañana, Maria Alyokhina, del movimiento artístico Pussy Riot, le dijo a su hijo que volvería pronto. Tardó dos años en regresar a su lado, los que estuvo en prisión por escenificar en febrero de 2012 una plegaria punk en la catedral de Cristo Salvador de Moscú en la que rezaban a la Virgen María para que echara a Vladimir Putin del Kremlin. Su actuación duró exactamente 40 segundos. “Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin!, ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin!”, cantaban con las cabezas cubiertas con coloridos pasamontañas.

Este es uno de los capítulos de sus inicios como activista que la artista expone en el espectáculo Riot Days con el que ella y otros tres miembros del grupo están de gira mundial y que ha pasado por Belgrado, invitados por la organización Civicus, que celebra en la ciudad serbia su Semana Internacional de la Sociedad Civil 2019.

Se supone que Alyokhina, conocida como Marsha, no puede salir legalmente de Rusia. Su presencia en Belgrado y en otras tantas ciudades del planeta demuestra que encuentra la manera de eludir tal prohibición. “Para mí es importante actuar, por eso me la salto”, explica en un encuentro con periodistas en la capital serbia. Si se quedase en su país, no podría hacerlo. El último teatro en el que actuó el grupo fue cerrado por las autoridades rusas tras el espectáculo y ya nadie se atreve a acogerles, dice. “Creo que el arte está cambiando el mundo y mi país, porque los artistas son los únicos que hacen preguntas incómodas y no mienten como los políticos. Ellos reflejan la realidad y eso es muy potente”, explica la necesidad de continuar con su trabajo. Sea donde sea, si les dejan. “Es necesario elegir no callar”.

Ella y su grupo actúan en Serbia porque, dice Alyokhina, muchas personas en este país apoyan a Putin. Han venido a contarles que el mandatario encarcela y mata a opositores, que mete en prisión a gente que publica críticas en Facebook o Twitter. “Esto es real”. Por una entrada incómoda en la red social de Mark Zuckerberg pueden caerle al autor dos décadas de condena, asegura. Por eso, en su espectáculo no solo cuenta su propia historia, sino la de quienes sufren tal represión, como el cineasta Oleg Sentsov, quien se opuso en 2014 a la anexión de la península de Crimea y fue condenado a 20 años de cárcel acusado de terrorismo. “Él no cometió ningún crimen. Ninguno”, defiende.

En el marco del evento de Civicus, que trata sobre la importancia de luchar juntos por los derechos humanos, la cantante coincide: “Sin solidaridad, sin el apoyo de la gente, sobre todo cuando tenemos problemas, no estoy segura de que pudiéramos continuar con lo que hacemos”. Y continúa: “Cuando estás solo, puedes llegar a pensar que no tienes energía suficiente para continuar. Pero cuando recibimos mensajes y cartas de ánimo, es diferente”.

De este modo, el grupo ha continuado su batalla contra Putin, por el feminismo y los derechos de las personas LGTBI. Para Alyokhina todo es lo mismo: política. “Hay un chiste en Rusia en el que una mujer llama a la policía diciendo que su marido le pega. Y el agente le responde: ‘Cuando te mate, nos llamas”, relata. “Pues no es un chiste, es lo que sucede”. Por eso, afirma, sus abogados han llevado a los tribunales casos en los que se les denegó ayuda a víctimas que fueron finalmente asesinadas o quedaron discapacitadas después de una agresión. “Hay que castigar y llevar a esos policías a la cárcel”, resuelve. También destinan la recaudación de algunas de sus actuaciones a las casas de acogida de las víctimas de violencia de género. Asimismo, el movimiento #MeToo tuvo repercusión en el país. Allí nació el hashtag #Notengomiedo. “La gente empezó a contar casos de acoso y violencia. Afortunadamente Rusia no está tan aislada como China, aunque vayamos en esa dirección”.

El grupo, que ya advirtió en 2016 del ascenso del hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanza una nueva alerta: “Creo que una especie de nueva Guerra Fría está por llegar, lo que es muy negativo. Es trágico y sorprendente cómo la historia se repite”. Ella ve posible un escenario en el que Rusia abandone el Consejo de Europa. “¿Qué significa? Que todas las convenciones europeas y principales documentos sobre derechos humanos que se escribieron después de la Segunda Guerra Mundial, ya no se aplicarán en territorio ruso”, lamenta enérgicamente. “El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no funcionaría en Rusia. Sería un desastre porque, si esto sucediera, los rusos ya no estarían protegidos como europeos y las autoridades podrían hacer todo lo que quisieran sin el castigo de Europa”, agrega.

Pese a todo, ¿tiene esperanza? “Puedes tener esperanza o no, pero hay que continuar actuando. A la historia no le importan tus sentimientos, sino los hechos. Y si haces algo, es bueno”. Así acaba la conversación. “La libertad no existe si no luchas por ella”. Fin del concierto.


Tomado del diario El País (Es)