Ser latino y estadounidense: 20 películas esenciales desde 2000

Foto: Ilustración por Ricardo Santos; desde la parte superior izquierda, en el sentido de las manecillas del reloj: The Orchard (We The Animals); Motto Pictures/Naked Edge Films (Southwest of Salem); Andrea Morini/Screen Gems (Girlfight); Fireworks Pictures (Raising Victor Vargas); Nicola Goode/HBO (Real Women Have Curves); Samuel Goldwyn Films (Tortilla Soup)

Las películas de Hollywood sobre los hispanos suelen abordar historias de otros países. Los filmes de esta lista –documentales y de ficción– exploran las experiencias de vida en Estados Unidos que también merecen destacarse.

Por: Carlos Aguilar

The New York Times

Hollywood todavía no lo entiende.

Los latinos no son un monolito. Para contar la historia de una familia en Ciudad de México, el contexto, los detalles y los matices no serán los mismos que para narrar la historia de una familia en Los Ángeles, que a su vez serían diferentes para una en Miami. Los latinos nacidos o criados en Estados Unidos tienen experiencias de vida únicas —a caballo entre la asimilación y el orgullo de su herencia— que los grandes estudios con frecuencia no reconocen. Tales películas existen, aunque a menudo en la periferia. Y vale la pena buscarlas para ayudar a propiciar las conversaciones sobre las complejidades de la latinidad. Por eso, al celebrar el Mes Nacional de la Herencia Hispana, elaboré una lista de películas imprescindibles centradas en protagonistas latinos estadounidenses.

¿Por qué es necesaria una lista tan específica?

La historia de los latinos en Estados Unidos –que en gran parte no se cuenta en los medios de comunicación o las aulas—, es larga, sinuosa e imposible de analizar en términos simples. Formada por fronteras arbitrarias en las secuelas de las guerras, la colonización y las olas de migración de más de una veintena de naciones a través de las Américas, nuestra presencia es intrínseca en este país. Sin embargo, los latinos estadounidenses siguen siendo en su mayoría invisibles en la narrativa colectiva, una narrativa que incluye en gran medida las imágenes que consumimos.

Tenemos muchas películas sobre experiencias latinas, pero no estadounidenses. Cada año los festivales y los teatros proyectan numerosas películas de México y Sudamérica. También está el trabajo de los Tres Amigos, los talentosos directores mexicanos Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, que cuentan con gran universalidad historias fastuosas que todos podemos disfrutar. Lo mismo se puede decir de Coco de Pixar, el éxito de 2017 ambientado en un pequeño pueblo de México con personajes mexicanos. Los latinoamericanos pueden verse a sí mismos y a sus familias en ella debido a nuestras conexiones inherentes, por supuesto.

Pero las historias que cruzan la frontera o las que se desarrollan en América Latina no llenan el vacío creado por la falta de narrativas latinoestadounidenses. No reflejan las vidas de, digamos, los chicanos en California, los tejanos en la zona rural de Texas o los nuyoricans en el Bronx, identidades específicas que han enfrentado la opresión en Estados Unidos. En cambio, la industria del espectáculo trata desesperadamente de encajar a todos los latinos bajo una sola etiqueta, sin matices, borrando a menudo a los afrolatinos y a los pueblos indígenas.

Lo ideal sería que más películas abordasen la amplitud de la experiencia latina, ya sea la de los inmigrantes o los nacidos y criados aquí, de quienes hablan español, o de quienes solo hablan inglés. Los Tres Amigos no tienen la responsabilidad personal de aprovechar esas historias, pero el merecido éxito de Cuarón, Iñárritu y del Toro no se ha traducido en un mayor acceso para los latinos estadounidenses.

No solo son escasos los papeles y producciones centrados en los latinos estadounidenses, sino que los que existen raramente reciben el reconocimiento apropiado. La última estrella latinoestadounidense nominada a un premio de la Academia fue Benicio Del Toro por 21 Gramos (2003). Ningún latinoestadounidense ha sido nominado nunca a mejor director. La Colección Criterion, el selecto archivo de películas aclamadas en Blu-ray/DVD, solo tiene una con un protagonista latinoestadounidense (La balada de Gregorio Cortez por Robert M. Young). El único cineasta latinoestadounidense incluido, Gregory Nava, logró estar ahí con una película sobre los migrantes guatemaltecos (El Norte).

Por supuesto, existen artefactos culturales históricos que han brindado a los latinoestadounidenses algunas oportunidades de verse en la pantalla, aunque algunas de esas películas no estén incluidas en el canon principal: obras fundamentales de Nava (SelenaMi familia) y Luis Valdez (Zoot SuitLa Bamba), o aquellas protagonizadas por Rita Moreno (West Side Story) o Edward James Olmos (Stand and Deliver, conocida en español como Con ganas de triunfar).

Afortunadamente, en las dos últimas décadas, ha surgido una nueva generación de narradores y actores que han contribuido a este canon alternativo.

La lista que figura a continuación no es exhaustiva; constituye una introducción, una colección de algunas de las historias más notables desde el punto de vista artístico o cultural, centradas en protagonistas latinoestadounidenses que han aparecido en las pantallas desde el año 2000, ya sean dirigidas por latinos o no latinos.

Como crítico de cine latino en un campo que es gran parte dominado por críticos blancos, he confeccionado esta lista con el objetivo de presentar un mosaico de realidades. Busqué películas que representaran la experiencia latinoestadounidense con complejidad en lugar de estereotipos, que proporcionaran una comprensión más profunda. La gran mayoría de las seleccionadas tuvieron una destacada presencia en importantes festivales de cine y recibieron una gran acogida por parte de la crítica. Sí, sigue siendo raro ver historias de este tipo en los principales festivales de cine, por lo que se destacaron los títulos que lograron esa hazaña, como la seleccionada en Sundance The Infiltrators, una película indie formalmente inventiva sobre los jóvenes indocumentados para quienes Estados Unidos único hogar que han conocido.

Hubo otras consideraciones. En algunos casos, como en el de Spy Kids, son ejemplos raros del éxito de taquilla y del reconocimiento entre el público general. También tuve en cuenta que cuando hablamos de latinos estadounidenses, dominan las historias mexicano estadounidenses, así que traté de incluir películas de otros puntos de vista. Y un puñado de estas opciones abordan la intersección de las identidades latina y LGBTQ, que creo que también es muy importante. (La posibilidad de ver estas películas ahora era también crucial, y varios títulos destacados, como el drama indie Manito, no estaban disponibles en streaming o emisión en continuo. Eso debe cambiar).

Incluí muchos documentales en la lista, un medio que ha sido especialmente accesible para los directores latinoestadounidenses a lo largo de los años. Tres son retratos de figuras emblemáticas, algunos examinan cómo el sistema de justicia falla a los individuos marginados, y uno asume las complejidades de las perspectivas puertorriqueñas. Un puñado son historias intergeneracionales sobre el choque entre las viejas convenciones y los puntos de vista modernos, otros hablan de la relación entre los padres inmigrantes y sus hijos nacidos en Estados Unidos.

Lo que todas las películas de esta lista comparten a nivel ideológico es un enfoque de la identidad que no es latinoamericana, pero tampoco convencionalmente estadounidense según el parámetro de Hollywood. El hecho de que sean historias verdaderamente estadounidenses —acentuadas por la belleza y, en muchos casos, por el trauma de nuestros ancestros— las hace invaluables.

2020

‘Mucho mucho amor’

Estos relatos en primera persona exploran el legado del astrólogo puertorriqueño Walter Mercado.

El documental presenta entrevistas con latinos estadounidenses que encontraron una conexión con su herencia en la omnipresencia de Mercado en la televisión en español durante varias décadas; en su apogeo, tuvo una audiencia de más de 120 millones de personas. Pero mientras que la estatura cultural del astrólogo era obvia para los directores Cristina Costantini y Kareem Tabsch, persuadir a los ejecutivos no latinos para hacer la película resultó ser una ardua batalla. No fue hasta que Lin-Manuel Miranda se sumó para un encuentro conmovedor con Mercado, destacado en la película, que otros comenzaron a prestar atención. Tener a otros latinos de su lado en cada paso del proceso en las salas donde se tomaban las decisiones era crucial. “Como latinos de Estados Unidos a menudo somos considerados demasiado ‘extranjeros’ para ser estadounidenses y demasiado estadounidenses para ser verdaderos latinos”, dijeron Costantini y Tabsch por correo electrónico. “Walter se las arregló para ser un puente cultural al cautivar a nuestras abuelitas hispanohablantes con palabras de inspiración mientras hipnotizaba a los milénials que dominaban el inglés con una imagen audaz y sin disculpas que desafiaba las nociones de género y sexualidad”.

2020

‘The Infiltrators’

Al mezclar material documental con recreaciones guionizadas, este oportuno thriller sigue a jóvenes indocumentados que arriesgan su seguridad al intentar detener las deportaciones infiltrándose en un centro de detención de ICE en Florida.

“En las películas de Hollywood, se le pide al público una y otra vez que apoye a personajes como ‘el forajido’, ‘el desvalido’, ‘el rebelde’”, dijeron por correo electrónico los codirectores Alex Rivera y Cristina Ibarra. “Hay algo muy estadounidense en los personajes que rompen la ley al perseguir un código moral más elevado”. Esa descripción encaja con los protagonistas de su largometraje híbrido The Infiltrators: un grupo de jóvenes indocumentados que llegaron a este país cuando eran niños, luchando no solo por su derecho de permanecer en el país que llaman su hogar, sino también a favor de otros que han sido víctimas del sistema de inmigración estadounidense y que se encuentran en las sombras. Los directores llaman a su película “la “Ocean’s 11 de la inmigración” y la empresa heroica de sus estrellas —infiltrarse en un centro de detención para difundir información que ayude a los detenidos a evitar la deportación— es a la vez emocionante y desgarradora.

2018

‘The Sentence’

Después de que su hermana recibió una sentencia excesivamente severa y es separada de sus hijos, Rudy Valdez decidió plasmar la terrible experiencia en una película profundamente conmovedora que documenta cómo le falló a una familia mexicano estadounidense el sistema judicial.

Rudy Valdez, director: Cuando empecé a hacer esta película, tengo que ser honesto, estaba atascado en la idea de que la gente de origen no blanco necesitaba ser “salvada”. Probablemente pensaba así porque era todo lo que había visto en las películas y en los documentales cuando era chico. Lo que comenzó como una historia personal sobre mi familia creció hasta volverse mucho más grande. La necesidad crítica de ello se hizo evidente e hice lo que de niño necesitaba ver. A menudo las comunidades de “los otros”, como la mía, son demonizadas. Yo quería humanizarnos. Las personas como yo pueden ser héroes en nuestras propias historias, ser autores de nuestras propias narrativas. Somos parte del tejido de este país. La gente que se parece a mí puede ser un emblema de lo que significa ser estadounidense.

2018

‘Spider-Man: un nuevo universo’

La primera gran película protagonizada por un superhéroe afrolatino es la historia de un adolescente neoyorkino, Miles Morales, que adquiere superpoderes tras ser mordido por una araña radiactiva y descubre que hay otros como él a través de múltiples realidades.

Luna Lauren Vélez, protagonista: Estoy muy orgullosa de haber participado en esta película en el papel de la madre de Miles, Rio Morales. Les pregunté [a los cineastas] si harían una proyección en Puerto Rico, y la hicieron. Fue absolutamente asombroso observar los rostros de estos niños cuando se vieron representados de esta manera, no solo ellos mismos, sino también su familia, su relevancia. Mucha gente va y viene y está el concepto de los continentales y los isleños. Muchos de ellos sintieron: “Dios mío, es como ir a visitar a mi tía que vive en Brooklyn”. La película era un puente. Fue uno de los momentos más significativos de mi carrera.

2018

‘We the Animals’

Adaptado de la novela éxito de ventas de Justin Torres, este drama ambientado en el norte del estado de Nueva York sigue a un hogar caótico y bicultural que incluye al sensible joven Jonah, sus hermanos y su padre, interpretado por Raúl Castillo.

Raúl Castillo: Si puedo destacar un tema en We the Animals que, para mí, encarna a los latinos en este país, tendría que ser la historia de la resistencia del espíritu humano. Somos un pueblo resistente y eso se muestra en la familia de esta película y en el personaje de Jonah, específicamente. Cuán vehementemente hemos sido atacados y vilipendiados en los últimos años y aún así nos levantamos. Esa, para mí, es la historia de la familia latina en este país. Justin Torres nos dio un gran regalo con su historia sobre la llegada de la madurez de un joven queer de piel morena.

2017

‘Dolores’

Este profundo retrato de la activista Dolores Huerta explora su lucha por la justicia racial, de género y laboral durante más de 60 años.

Al reunir material para el documental, el director Peter Bratt se encontró con una vieja cinta de Huerta que recordaba cómo los integrantes de su familia lucharon en las guerras estadounidenses, entre ellos un bisabuelo que sirvió en el ejército de la Unión durante la Guerra Civil. En la cinta, Huerta dice que de joven estaba orgullosa de ser estadounidense y de formar parte de una democracia en la que la gente podía organizarse y hacer verdaderos cambios. Pero al ver cómo mataban a las personas de color por exigir sus derechos civiles, continúa, se agobió al darse cuenta de que en su lugar de nacimiento siempre sería percibida como una invitada o una amenaza. “Nunca seré estadounidense”, declara. Bratt dijo que “aunque la calidad del sonido de la cinta era pobre, sabíamos que esto tenía que estar en la película. Captura lo que muchos de nosotros que nacimos y crecimos aquí seguimos experimentando, pero a menudo somos incapaces de expresar”.

2016

‘Memorias de un corazón penitente’

La cineasta Cecilia Aldarondo se enfrenta a la complejidad de la identidad puertorriqueña al recorrer la vida de su difunto tío, Miguel Dieppa: un hombre homosexual atrapado entre la educación religiosa de su isla y su pareja romántica en la ciudad de Nueva York.

Cecilia Aldarondo, directora: Hay paralelismos entre mi propia experiencia y la de mi tío, aunque él se crió en Puerto Rico y yo no, porque ser puertorriqueño es existir en un estado de tremenda ambivalencia frente a la idea de Estados Unidos. Mientras que algunos puertorriqueños se identifican fuertemente como estadounidenses, hay muchos de nosotros que nos sentimos alienados de esa categoría. Nuestra ciudadanía estadounidense nos fue impuesta por las prácticas colonialistas; no es una elección. La historia de mi tío es una historia puertorriqueña que se ve influida por las prácticas colonialistas estadounidenses. La primera vez que escuché a mi tío hablar en inglés fue cuando estaba haciendo la película y encontré una grabación de él. Me sorprendió mucho porque había vivido toda su vida en Puerto Rico y, sin embargo, hablaba un inglés perfecto. Había una especie de convergencia de diferentes identidades que se cruzaban.

2016

‘Southwest of Salem’

Se transmite en Kanopy, el Roku Channel o Tubi. Lee en inglés nuestra reseña.

Acusadas de actos atroces, cuatro lesbianas latinas en San Antonio luchan por probar su inocencia.

Deborah S. Esquenazi, directora: La historia de la justicia estadounidense es algo que sabemos que desmoraliza constantemente a la gente de color, pero también creo que la redención es parte de la narrativa estadounidense. Esta es una historia sobre cuatro latinas homosexuales que hicieron su propia comunidad dentro de una comunidad marginada. Se levantaron unas a otras cuando algunos en el estado, en su familia o en su cultura intentaban derribarlas. Ciertamente creo que al ser mujeres de color eran fáciles de acusar. Si hubieran sido cuatro mujeres blancas, las acusaciones habrían parecido ridículas de inicio. Ahora, lo que vale la pena celebrar es que para cuando lucharon por la exoneración, la cultura había cambiado y la gente estaba ansiosa por ayudarlas. Hay algo extraordinario en ese cambio.

2014

‘El último ayuno de César’

Con imágenes nunca antes vistas de 1988, este poderoso documental humaniza al líder sindical César Chavez mientra relata dramáticamente su desinteresada y amenazadora protesta contra el uso de pesticidas en los trabajadores agrícolas. La película nos recuerda por qué su lucha por los derechos civiles aún resuena hoy en día.

Richard Ray Perez, director: A los cuatro años, asistí a un programa preescolar para niños de bajos ingresos en San Fernando, California en donde hacían voluntariado estudiantes chicanos idealistas de la universidad local. Un día me di cuenta de que [uno de los universitarios] estaba sacando las uvas del cóctel de frutas que venía con nuestro almuerzo gratis. Le pregunté: “¿Por qué no te comes las uvas?”. Sostuvo una uva y describió las horribles condiciones en las que los recolectores de uva estaban obligados a trabajar. De repente las uvas se volvieron feas en mi cabeza y ya no pude comerlas. Todos mis compañeros miraron sus uvas y ellos también se negaron a comerlas. En ese momento, sin saberlo nos convertimos en parte de un boicot nacional a la uva liderado por César Chávez. Años más tarde, heredé un alijo de imágenes dramáticas de un ayuno de 36 días que Chávez realizó en 1988. Al enterarme más tarde de que mi padre había sido un trabajador agrícola migrante durante décadas, mi experiencia de mi infancia al unirme al boicot de la uva y el poder del metraje que heredé, dejaron claro que tenía que hacer este documental.

2012

‘Mosquita y Mari’

Dos chicanas de 15 años en Huntington Park, California, luchan con su identidad sexual y cultural.

Aurora Guerrero, directora: Quería capturar las formas en que los hijos de los inmigrantes navegan sus identidades al crecer en Estados Unidos. De niña, rara vez veía mi experiencia reflejada en la pantalla y si lo hacía, siempre había un rechazo a la cultura de los padres inmigrantes, como si eso fuera importante para convertirse en estadounidense plenamente. Pero lo que sentí al crecer fue lo contrario. Fueron las fusiones de estas dos culturas las que dieron lugar a una expresión única y poderosa. Mi objetivo era pintar un retrato complejo de dos chicanas que luchan por negociar los sueños que sus padres tienen para ellas, enraizados en la idea del sueño americano, y en su propia experiencia de crecer como persona de color y queer en este país.

2011

‘Gun Hill Road’

Una adolescente transgénero del Bronx se enfrenta a su padre, quien se ha alejado de ella y es tradicionalmente machista.

“Como afrolatina transgénero del Bronx, comprendí la falta de inclusión y visibilidad no solo de las mujeres transgénero en el cine, sino específicamente de las mujeres transgénero negras y de color”, dijo Harmony Santana, quien se convirtió en la primera intérprete abiertamente transgénero nominada a un importante premio de actuación estadounidense cuando obtuvo una nominación al Independent Spirit por su actuación en Gun Hill Road de Rashaad Ernesto Green. Santana dijo que las personas transgénero de color enfrentan una lucha única: no solo deben enfrentar las consecuencias socioeconómicas de la opresión generacional, sino también la falta de aceptación de sus propias comunidades como resultado de las ideologías patriarcales y la masculinidad tóxica. Es por eso que la representación en pantalla es un salvavidas: “Los cambios mentales, espirituales y físicos que una persona transgénero experimenta durante su vida es algo que solo otra persona transgénero puede comprender plenamente, así que cuando eres capaz de ver a personas que se parecen a ti y compartir esas experiencias similares en una película, hay algo dentro de ti que se esperanza y se siente menos solo”.

2010

‘La Mission’

En San Francisco, un padre obstinado lucha por encontrar algo en común con su hijo gay.

Benjamin Bratt, protagonista: La triste realidad es que hemos sido en gran medida exotizados en las películas estadounidenses, se nos ha presentado a propósito como el “otro”, como una entidad extranjera o una fuente invasora de amenazas. Resulta amargamente irónico, porque en términos de geografía e historia, nuestra gente estaba aquí mucho antes de que el Oeste y el Suroeste se convirtieran en parte de Estados Unidos. En la película honramos esa historia con el reconocimiento de nuestras raíces indígenas; desde los danzantes aztecas y los murales públicos, hasta las ceremonias y la iconografía espiritual que ayudan a definir quiénes somos. Además, la cultura automovilística chicana se originó como un fenómeno exclusivamente estadounidense. Cuando los hot-rodders blancos modificaban sus carros para ir rápido, los homeboys [los chicos del barrio] bajaban la velocidad de sus coches y ralentizaban las cosas, un movimiento contracultural por excelencia, si alguna vez lo hubo. Y no se puede circular sin buena música, así que Motown y otras música negra estadounidense se convirtieron en la banda sonora elegida. Coches, conducción y clásicas, hombre: ¿qué puede ser más estadounidense que eso?

2009

‘Don’t Let Me Drown’

Nueva York después del 11-S: un joven mexicano estadounidense cuyo padre trabaja en los esfuerzos de recuperación de la ciudad se enamora.

Cruz Angeles, director: Cuando Don’t Let Me Drown se estrenó, era inusual ver historias sobre personajes de ascendencia mexicana nacidos y criados en Nueva York, por lo que era importante que el personaje principal, Lalo, fuera estadounidense de primera generación. Como estadounidense, estaba orgulloso de que su padre trabajara en la limpieza del World Trade Center, pero fue testigo de cómo su contribución fue en gran parte invisible. La película no es solo una historia de amor en un momento de dolor e incertidumbre en medio de una tragedia estadounidense donde los latinx también perdieron vidas, sino que también muestra a una nueva generación, los milénials latinos, dándose cuenta de que deben ser más audaces para ser reconocidos.

2006

‘Quinceañera’

La vida de Magdalena, una adolescente mexicoestadounidense, se ve trastocada cuando está a punto de cumplir 15 años. Una emotiva historia que enfrenta la homofobia y las percepciones anticuadas de la feminidad.

Emily Rios, protagonista: La diversidad es lo que hace que Estados Unidos sea grandioso. La mayoría de las personas tienen sus raíces en otro lado pero han plantado aquí sus pies. Me encanta que el personaje que interpreté, Magdalena, fuera así. Nació aquí pero conservaba aún las tradiciones de su familia al celebrar una quinceañera en lugar de una fiesta de Sweet 16. Rodar Quinceañera fue una experiencia única en la vida. Era un set muy familiar. Se sentía cálido y hogareño. Creo que muchos de nosotros nos sentíamos agradecidos de estar destacando a los latinos nacidos en Estados Unidos como gente normal, y al mismo tiempo conectar nuestra cultura y tradiciones. Pero, en realidad, solo estábamos contando la historia de una familia complicada. Nuestra herencia resultaba casi inicidental, no obstante valorada, debido a la falta de representación en los medios de aquella época.

2006

‘Walkout’

Inspirada por su maestro, una adolescente lidera los paros escolares del este de Los Ángeles de 1968 para exigir un mejor trato para los estudiantes chicanos.
Moctesuma Esparza, productor: Walkout es una de las pocas películas que documenta el movimiento de derechos civiles de los chicanos, que fue fundamental para el avance de los derechos de los latinos en Estados Unidos. Elegí ser un cineasta en busca de la justicia social y estuve tratando de hacer esta película durante más de 20 años hasta que finalmente conseguí que HBO se involucrara. Hasta el día de hoy, casi no hay estrellas de cine latinas que puedan [conseguir que los ejecutivos] den luz verde a una película de Hollywood. Había visto a Michael Peña en Crash. Tenía un papel pequeño, pero ejecutó una actuación tan poderosa que discutí con HBO para que encarnara el papel de Sal Castro, un maestro chicano. Insistí por Alexa PenaVega, que había sido la estrella de Spy Kids, y que estaba muy comprometida con nuestra película. HBO dijo que aún necesitaban una estrella más, así que fui con Edward James Olmos y le pregunté si podía dirigir. Así fue como la película al fin se hizo realidad.

2003

‘Camino a casa’

La complicada dinámica familiar y un nuevo interés amoroso moldean a un confiado adolescente del Lower East Side de ascendencia dominicana en una animada narración de la vida que brilla por su auténtica, pero universal, representación de la adolescencia.

Victor Rasuk, protagonista: Cuando alguien dice que me reconoce de Raising Victor Vargas [conocida en español como Camino a casa] puedo darme cuenta, por su reacción, que significó algo más para ellos que solo ver una película, especialmente para los latinos. Lo que lo hace tan especial es que rara vez se ve una historia estadounidense donde los protagonistas son todos hispanos. Y sin embargo, la gente de cualquier origen étnico puede identificarse con la historia, ya que toca temas universales importantes, como la familia y el amor. Para mí, fue muy agradable poder contar una historia sobre el barrio donde crecí con mis amigos, donde todos aprendimos sobre el mundo, donde tuvimos nuestro primer amor, nuestro primer beso, nuestra primera decepción amorosa. La película es tan cercana a mi corazón que resulta agridulce verla ahora porque había cierta inocencia en mi vida personal y en mi oficio; contiene unas de las actuaciones más puras que hice en mi carrera.

2002

‘Las mujeres de verdad tienen curvas’

Una adolescente mexicanoestadounidense se rebela contra la crítica del cuerpo y el sexismo en una historia de madurez basada en la obra de teatro de Josefina López.

America Ferrera, protagonista: Cuando Las mujeres de verdad tienen curvas se estrenó, era la primera vez que tanta gente se veía a sí misma en la pantalla. Resonó realmente porque desafió tantas normas culturales sobre lo que son los estándares de belleza y también las presiones culturales y de expectativas sobre las mujeres jóvenes. Tuve la fortuna de viajar por el mundo conociendo a espectadoras que se conectaban con mi personaje: una regordeta joven latina de piel morena de 17 años. Pude ver cómo ella trascendió todas esas etiquetas. Otra razón por la que todavía se habla de que es un icono en lo que respecta a las películas latinas es la triste realidad de que, desde que salió en 2002, no ha habido tantas películas sobre latinos estadounidenses. Solo ha habido un puñado de historias específicamentes sobre la experiencia de una joven latina como estadounidense, como latina en este país. Una historia sobre una familia latina no satisface el rango de profundidad de la experiencia de los latinos estadounidenses.

2001

‘Spy Kids’

En esta legendaria aventura de acción, que demostró que una película de Hollywood de gran presupuesto protagonizada por personajes latinos podía convertirse en una franquicia exitosa, los hermanos Cortez se convierten en espías precoces para rescatar a sus padres, que han sido secuestrados, y salvar al mundo de una fatalidad inminente.

Robert Rodriguez, director: Cuando El mariachi [su historia de acción en español de 1993] ganó en Sundance, la idea de un cineasta mexicoestadounidense fue de pronto mejor recibida en la industria. Me di cuenta de que ahora tenía la oportunidad de contratar latinos para estar delante y detrás de cámaras, muchos de ellos por primera vez. Hacer películas se convirtió en algo muy fundamental para mí. Hasta Spy Kids la mayoría de las películas con protagonistas latinx usaban tropos de pandillas o actividad delictuosa para mostrar el drama y el conflicto. Pero yo deseaba hacer una película de aventuras inspirada por mi familia. Para atraer a una audiencia más amplia los convertí en espías. El estudio dijo, “esta es una historia magnífica pero, ¿por qué arriesgarse a atraer solo a una audiencia más reducida al hacer que la familia sea hispana? ¿Por qué mejor no los haces solo estadounidenses?”. Dije, “son estadounidenses, de hecho todos están basados y nombrados en honor de mi familia e incluso mi tío Gregorio de hecho es agente especial del FBI”. Igual hubo resistencia. Y como literalmente no existía otra película latinx en que pudiera usar como referencia de cómo funcionaría, al final argumenté: “No tienes que ser británico para disfrutar de James Bond. Entre más detallados son los personajes, más universales resultan”. De algún modo eso los convenció y el efecto en cascada de esa decisión todavía se siente al día de hoy.

2001

‘Tortilla Soup’

Puedes verla en Amazon Prime o en Netflix. Lee nuestra reseña.

La comida reúne a un chef amoroso pero estricto y a sus tres hijas en un viaje personal a la independencia de cada uno en un retrato cómico de una familia latina de clase media que aborda el asunto aún vigente de la asimilación cultural.

Héctor Elizondo, protagonista: De todas las películas que he hecho en 54 años, esta es una de las más adorables. Presentó a una familia latina sin victimización ni determinismo ingenuo. No perpetuaba estereotipos. El personaje que interpreté era un padre tan responsable que criaba, solo, a tres hijas y esperaba grandes cosas de ellas. Una fue interpretada maravillosamente por la difunta Elizabeth Peña, que era de ascendencia cubana. Era una de las personas más sinceras que he conocido y también poseía un gran sentido del humor y un fuerte sentido de la justicia, que comparto. Al principio de mi carrera, como actor de ascendencia puertorriqueña, tomé la decisión de no aceptar ninguna representación negativa de latinos. De todas formas puedo ganarme la vida pero prefiero no hacerlo distorsionando a mi gente. Hice Tortilla Soup porque era una película que empodera sobre el amor. ¿Y quién va a oponerse a una película sobre la comida, el romance y la familia?

2000

‘Girlfight’

Diana Guzman, una adolescente rebelde encuentra un desfogue para sus frustraciones en el ring de box y desafía las convenciones de género.

Michelle Rodriguez, protagonista: Hay algo que una persona puede tocar cuando cuenta una historia que llega mucho más lejos del cordón umbilical de tu cultura, y creo que esta película representaba el deseo de liberarse de la idea que la sociedad tiene de qué es una mujer y lo que ella puede hacer. Diana Guzman definitivamente peleaba contra el machismo de la cultura latina pero cuando sales de todos los confines de los aspectos culturales, la historia es sobre lo que las mujeres en todo el planeta sienten en conjunto. Y ahí es cuando empiezas a hablar el idioma universal que hacer que las películas que salen de Hollywood sean tan potentes. Es decir, Girlfight inspiró Million Dollar Baby. Me encanta esa faceta porque para mí es lo que atraviesa las barreras de la comunicación.


Tomado del portal del diario The New York Times