¿Acabará el cambio climático con la música en directo?

Siguiendo el ejemplo de la activista Greta Thunberg de no coger el avión, Coldplay no sale de gira hasta que sea beneficiosa para el medioambiente y The 1975 y Billie Eilish toman medidas en sus conciertos

Greta Thunberg no viaja en avión. La activista sueca está atravesando el Atlántico en catamarán para llegar a la cumbre del clima de las Naciones en Madrid, COP25, porque el impacto medioambiental que provocan los vuelos comerciales no sería coherente con su discurso. Se estima que su huella de carbono en un vuelo entre Nueva York y Madrid equivaldría a unos 935 kilos de CO2.

La estudiante incluso es la impulsora de la etiqueta #IStayOnTheGround (me quedo en tierra) y que ha hecho mella en el movimiento contra el uso del avión. “En Suecia, los viajes aéreos han bajado un 4,5% en el primer trimestre de 2019. Son casi 400.000 pasajeros menos. Los especialistas están perplejos”, escribió Thunberg (Estocolmo, Suecia, 2003) en un tuit a principios de abril.

Influenciados o no por la activista sueca, Coldplay ha decidido quedarse directamente en casa y cancelar su próxima gira. La banda británica acaba de publicar su nuevo álbum, Everyday life, pero asegura que no va a presentarlo hasta que sus conciertos sean responsables con el medioambiente. “Nuestro próximo tour será la mejor versión posible de un concierto sostenible. Estaríamos muy decepcionados si dejara alguna huella ecológica. Estos últimos años hemos hecho giras mundiales y ha llegado el momento de cambiar el concepto. ¿Cómo podemos devolver más de lo que recibimos?”, explicaba su líder, Chris Martin (Devon, Inglaterra, 1977), en la BBC.

Coldplay ingresó con su última gira, A head full of dream tour, 500 millones de dólares (454 millones de euros, aproximadamente), una de las más rentables de la historia. Esta vez, ante la urgencia climática, han decidido renunciar a los beneficios económicos. “Vamos a tomarnos el tiempo necesario, uno o dos años, para averiguar cómo podemos hacer que nuestras giras no solo sean sostenibles, sino que de manera activa mejoren el medioambiente. Por ejemplo, cómo podemos aprovechar los residuos que se generan en nuestro conciertos para que tengan un impacto positivo”, puntualizaba el cantante. “Nuestro sueño es dar un concierto en el que no se use nada de plástico y que funcione al completo con energía solar”.

Coldplay no es la primera banda en abanderar la causa climática. Los británicos The 1975 se han comprometido con plantar un árbol por cada entrada vendida en su próxima gira por Reino Unido. El grupo incluso ha dejado de producir nuevas camisetas. También la joven estrella del pop Billie Eilish (Los Ángeles, 2001) está trabajando para que sus conciertos sean lo más verde posible. Entre las medidas de la estrella estadounidense está prohibir las pajitas de plástico y dejar que sus fans entren con sus propias botellas de agua recargables. Además, va a crear un espacio, Billie Eilish Eco-Village, para informar a sus fans sobre la importancia de actuar contra el cambio climático.

No tuvo el mismo impacto cuando Morrissey le escribió una carta al exvicepresidente Al Gore para que en los conciertos Live Earth –una gira que el exvicepresidente organizó en 2015 junto a Pharell Williams para movilizar a la opinión pública en la perspectiva de un acuerdo global sobre el cambio climático– solo se consumiera comida vegana. “Servir carne y lácteos en un acontecimiento dedicado a la lucha contra el cambio climático es como vender pistolas en un concentración antiarmas”, explicaba el líder de los Smiths. “Su responsabilidad es de alertar a la gente sobre esta crisis, y no vender los productos que son responsables de ella”, añadió el cantante.

Solo han pasado tres años entre el berrinche de Morrissey y la decisión de Coldplay. El tiempo suficiente para que el cambio climático haya dejado de ser una excentricidad para convertirse en una lucha.


Tomado del portal Icon del diario EL PAÍS (ES)