Ace of Base: por qué la voz de uno de los grupos más exitosos de los noventa decidió desaparecer para siempre

Hace 25 años la banda sueca arrasaba en ventas, pero el ataque de una fan desequilibrada cambió para siempre la vida de su cantante principal, Linn Berggren

Por: Juan Sanguino

Icon / EL PAÍS (ES)

Los suecos inventaron la dinamita, el marcapasos y la cremallera. Y cuando ABBA perfeccionó la música pop, recurrió a la misma fórmula que esos tres inventos: explosión, ritmo y sencillez. En 1994, Ace of Base apelarían al formato de ABBA (dos hombres compositores y dos mujeres, una rubia y otra morena, cantantes) hasta llegar al número uno en los cinco continentes, desde Israel hasta Zimbabue o Japón. Y, de repente, en la cima de su éxito, su cantante principal, Linn Berggren, decidió desaparecer y, ante las obligaciones contractuales que se lo impedían, se rebeló desenfocándose. Literalmente. 25 años después, su decisión sigue siendo uno de los mayores misterios del pop y despierta fascinación, excusas y teorías surrealistas.

El 4 de agosto de 1990 los Rolling Stones tocaron en Gotemburgo, la segunda ciudad más grande de Suecia detrás de Estocolmo. Esa misma noche el grupo de Jonas Berggren, sus hermanas Jenny y Linn y su amigo Niklas Tränk debutaba en su ciudad natal. Cuando Niklas les dejó tirados sin avisar para irse a ver a los Stones, Jonas le pidió a un conocido, Ulf Ekberg, que les echase una mano durante la actuación. Ekberg se afianzaría en el grupo no solo como músico sino como relaciones públicas: él propuso el nombre (Ace of Base, Los Ases de la Base) inspirándose en Ace of spades, el famoso disco y canción de Motörhead, y él le envió una maqueta al productor Dag Volle. Se llamaba Mr Ace y le horrorizó.

Volle testaba todas las canciones en su coche, porque consideraba que para triunfar en Estados Unidos una canción debía funcionar como acompañamiento para conducir. “La grabación casera sonaba como una de esas pistas preprogramadas cuando pulsas un botón en un teclado de juguete”, recordó para Slate su socio, Douglas Carr. Pero la magia machacona del pop intercedió y la cinta de casete se quedó atascada en la radio del Nissan Micra de Volle, de modo que se pasó varias semanas escuchando Mr Ace en bucle. Tras reírse de ella durante días con todos sus copilotos, acabó viéndole potencial.

Volle la reestructuró, la limpió y la convirtió en All that she wants, una canción de letra confusa (“todo lo que ella quiere es otro nene” ha generado interpretaciones que van desde la liberación sexual de la mujer hasta la apología de las madres solteras; “no es un día para trabajo, es un día para agarrar bronceado” denota que el inglés no es la lengua materna de su letrista), pero cuyo ritmo era el equivalente musical a tomarse una cerveza en una hamaca. Clive Davis, el ejecutivo discográfico que descubrió (entre otras muchas estrellas) a Whitney Houston, la escuchó durante unas vacaciones en Europa y le exigió al capitán de su barco que atracase en el puerto más cercano para hacer las llamadas necesarias para contratar a Ace of Base.

En aquel momento el pop estaba muerto en Estados Unidos: todos los éxitos eran grunge, rap o r&b. “Y entonces llegaron estos con un sonido completamente diferente, alegre y sencillo”, recuerda el director de su discográfica, Albert Slendebroek. El reggae computerizado de Ace of Base (descrito por su productor como “una caja de manzanas chocando contra el suelo”), sus composiciones matemáticas y su regusto melancólico convirtieron The sign, la canción mas eurovisiva que no ha participado en Eurovisión, en el single más vendido de 1994.

Cuando Stephanie, la hermana mediana de Padres forzosos, formaba un grupo con sus amigas lo primero que hacían era versionar The sign. Cuando en South park desenterraban a un hombre criogenizado desde 1996, le encerraban en una sala con The sign en bucle para que se sintiera como en casa. Ni sus letras ininteligibles (“la vida es exigente sin comprensión”) ni su regusto new age (sus videoclips incluían el símbolo del ying y el yang, imágenes de la bomba atómica y un monte templario tecleando en un ordenador Pentium) impidieron que Happy nation batiese el récord como el álbum debut más vendido de la historia hasta aquel momento con, según las fuentes, entre 19 y 25 millones de ejemplares. En abril de 1994 Ace of Base tenía un single y un disco en el número uno en Estados Unidos. Pero un asalto en la casa de los Berggren truncó cualquier ánimo de celebración.

La noche del 27 de abril de 1994, poco después de las cuatro de la madrugada, Jenny Berggren (cantante de Ace of Base junto a su hermana Linn) se despertó en su habitación de la casa de sus padres en un barrio residencial de Gotemburgo: había una mujer con un cuchillo en la mano que, en alemán, se presentó como una admiradora de Ace of Base que quería conocerlos. A continuación, la fan agarró a Jenny del pelo y le puso el cuchillo en el cuello. Juntas caminaron hasta la habitación de sus padres, donde la madre de los Berggren forcejeó con la asaltante sufriendo varios cortes en las manos. Cuando el padre consiguió reducirla llamaron a la policía y, antes de que se la llevasen, la fan se despidió de su ídolo con un abrazo.

La agresora, Manuela Behrendt, de 21 años, llevaba varias noches durmiendo en un bosque cercano a la casa de los Berggren. Había pinchado las ruedas del coche familiar, les había cortado el cable de la antena de televisión y llegó a acercarse a la madre, quien le regaló varias manzanas y un carnet de socia del club de fans de Ace of Base. La sentencia prohibiría a Behrendt volver a entrar en Suecia. Linn Berggren (la cantante principal de Ace of Base), que entonces tenía 23 años, no estaba allí aquella noche, pero la posibilidad de que su hermana y sus padres falleciesen a manos de una mujer que admiraba su voz le impactó de tal modo que cayó en una depresión y nunca superó el incidente. La propia Jenny y su hermano Jonas pudieron hablar de ello. Linn nunca fue capaz.

Para su segundo disco, The bridge (1995), Linn cedió la voz principal a su hermana Jenny. Durante la promoción no hablaba en las entrevistas (antes de eso solía contar anécdotas como que su mayor inspiración era el futbolista Pelé), posaba para las fotos con una expresión congelada y abandonó la gira a la mitad. En las actuaciones aparecía parapetada detrás de un teclado con escasa iluminación. Las excusas oficiales oscilaron entre problemas vocales, fobia a las cámaras, rechazo al maquillaje o miedo a volar: en 1995 el grupo cogió 179 aviones (“en una ocasión pasamos 23 meses seguidos lejos de casa, a veces visitábamos cuatro países en un día”, recuerdaBillboard Jonas).

Pero entonces Linn empezó a ausentarse de actos promocionales en Suecia y Dinamarca, a los que podría haber ido en coche, y en las portadas de los discos aparecía despojada de vida. De fondo, desenfocada y con gesto afligido. Ella misma compuso una canción, Strange Ways, en la que canta: “A veces hago cosas raras,/ pero no durará mucho: algún día me marcharé”. Por mucho menos que eso se ha rumoreado durante décadas que Paul McCartney está muerto y que fue reemplazado por un doble.

Pero en aquel momento nadie se percató de la gradual desaparición de Linn porque todo el mundo estaba pendiente de Ulfe Was A Nazi!, un disco de canciones de Commit Suiside (así, con S, mal escrito), la banda neonazi a la que Ulf Ekberg (miembro de Ace of Base) perteneció en su adolescencia. En la portada aparecía él haciendo el saludo nazi y los mil ejemplares que se editaron son hoy son un objeto de coleccionista. Ekberg se disculpó por letras como: “Hombres con capuchas blancas marchan por la carretera, disfrutamos serrando cabezas de negros. Inmigrantes, os odiamos. Fuera, fuera, fuera. ¡Pueblo nórdico, despierta! Dispara, dispara, dispara”. Aclaró que él ya no era esa persona y se negó a volver a hablar sobre el tema. La vida es exigente sin comprensión.

En el libreto interior del tercer disco de Ace of Base, Flowers (1997), la cara de Linn aparecía tapada por una franja azul. La cantante abandonó a la mitad el rodaje del vídeo Cruel summer en Roma porque su hermano Jonas, según reconoció él mismo, perdió los nervios y le gritó para que espabilase. La intervención de Linn se reduce a dos inquietantes planos repetidos seis veces, ambos de Linn inmóvil como un cíborg, posando de lejos con semblante cabreado. Aunque siguió apareciendo en vídeos, no movía la boca en ninguno. En 1998 concedió la última entrevista de su vida, contó que se sentía muy a gusto con su nuevo rol secundario en el grupo y cantó el estribillo de All that she wants. Nadie ha vuelto a escuchar su voz desde entonces. En 2007 se eliminaron todas sus fotos de la web oficial de Ace of Base.

Curiosamente, Agnetha y Frida de ABBA también eligieron desaparecer de toda vida pública. En el caso de Ace of Base, la morena no ha dejado de trabajar. Mientras daba conciertos de música cristiana con su entonces marido, Jenny Berggren reconoció las desavenencias con Ulf y Jonas y explicó que para reunirse tendrían que disculparse con ella y dejar todas las condiciones firmadas por escrito.

Ambos bandos se acusaron de haber “desaparecido” sin dar explicaciones: Ulf y Jonas argumentaron que Jenny se negaba a reemplazar a Linn y prefería continuar como trío (propuesta que la discográfica rechazó) y a su vez Jenny les acusaba de haber dejado de cogerle el teléfono cuando ella trató de participar activamente en la composición y la producción de la música. “No vamos a reunirnos”, zanjó Jenny Berggren en 2016, “ninguna cantidad de dinero puede forzar a unas personas que no quieren trabajar juntas a que lo hagan”. Cuando Ulf y Jonas decidieron seguir adelante con dos nuevas cantantes, Jenny les impidió utilizar Ace of Base (el grupo seguía registrado legalmente a nombre de los cuatro integrantes originales) y la nueva formación tuvo que cambiar el nombre. Optaron por Ace. Of. Base.

Ulf y Jonas no escondían el mal rollo que había con Jenny: “Ahora podemos componer canciones con notas largas, antes no era tan fácil”, explicaron, Tras el fracaso de esta segunda formación, las dos nuevas integrantes acabarían quejándose también de que Ulf y Jonas desaparecieron sin previo aviso: dejaron de llamarlas y no volvieron a saber de ellos. Quizá de ahí la expresión “hacerse el sueco”.

The sign llevó el pop a una nueva era: puso a Suecia en el mapa como un eje generador de hits, colocó la producción electrónica en la primera línea de la música popular y arrancó un método de composición colaborativa [una persona compone la base, otras independientes añaden la melodía, un tercer grupo reestructura] que hoy es el sistema estándar de la industria”, aseguraba Billboard. Y todo empezó con la voz desganada de aquella rubia que, en realidad, nunca quiso ser cantante. El sueño de Linn Berggren siempre fue ser maestra de escuela y hoy vive en Gotemburgo, donde visita con asiduidad a sus hermanos y sus sobrinos. “A Linn le encantan mis hijos”, explica Jonas, “nos vemos muy a menudo y hablamos de todo. Pero nunca de música”.

Ulf Ekberg tiene tres hijos y dirige varias empresas de tecnología, música, videojuegos y marketing.

Jenny Berggren intentó, sin éxito, representar a Dinamarca en Eurovisión en 2011. Desde entonces participa en espectáculos nostálgicos de los noventa (ha actuado varias veces en España durante los últimos años) en los que canta los éxitos de Ace of Base.

Jonas Beggren tiene cuatro hijos y asegura componer dos canciones al mes, pero nadie ha escuchado ninguna.

Tras su retirada, Linn Berggren estudió judaísmo en la universidad. La última vez que apareció en público fue en una actuación para la televisión alemana, en septiembre de 2002, fingiendo que tocaba el teclado. Nadie ha vuelto a verla desde entonces.


Tomado del portal Icon del diario EL PAÍS (Es)