Andrea Bocelli, una vida de superación, rechazo y éxito

Foto: Andrea Bocelli, durante el concierto del día 12 en el Duomo de Milán. En vídeo, su actuación. ALEX FRASER / REUTERS

El tenor italiano ha logrado que 33 millones de personas vieran el concierto de Pascua que ofreció por Internet desde el Duomo de Milán

Por: Lorenza Pacho

EL PAÍS (ES)

El tenor italiano Andrea Bocelli dio un emotivo concierto el día de Pascua para transmitir un mensaje de esperanza en medio de la pandemia desde la catedral de Milán completamente vacía que ya han visto más de 33 millones de espectadores a través de Internet. “Gracias a la música, retransmitida en directo, uniendo a millones de manos juntas en todo el mundo, abrazaremos este corazón palpitante de la tierra herida, maravillosa fábrica internacional que es motivo de orgullo italiano. La generosa y valiente Milán y toda Italia serán muy pronto de nuevo un modelo ganador, motor de un renacimiento que todos esperamos”, señaló Boccelli, de profunda fe católica como él mismo se ha definido en muchas ocasiones. Y añadió: “Creo en la fuerza de rezar juntos, creo en la Pascua cristiana, símbolo universal de un renacimiento que todos, creyentes y no, necesitamos ahora”.

Bocelli cantó cuatro canciones dentro del magnífico templo gótico y terminó el concierto con una interpretación del himno cristiano Amazing Grace delante de la catedral, con un montaje de imágenes que mostraban las calles vacías de París, Londres y Nueva York.

El tenor, además, a través de su fundación ya ha recaudado más de 300.000 euros que está destinando a apoyar a hospitales italianos desbordados por la emergencia sanitaria y a comprar material médico. Bocelli creó la fundación que lleva su nombre en 2011 con el objetivo de ayudar a personas en dificultad a causa de la enfermedad, la pobreza o la marginalidad. Y ha impulsado varios proyectos en Italia y en países en vías de desarrollo.

La historia de este cantante lírico toscano, de 61 años, que ha vendido más de ochenta millones de discos en todo el mundo en las dos últimas décadas, es de superación, rechazo y éxito. Bocelli nació con un glaucoma congénito que le provocó ceguera parcial y a los 12 años derivó en la pérdida total de la vista a causa de un golpe que recibió jugando al fútbol. Su pasión por la música se despertó en él cuando tenía tres años y quedó fascinado por la ópera que escuchaba un paciente ruso en una habitación cercana a la suya en una clínica de Turín. Siempre se empeñó en llevar una vida normal. Practica equitación desde pequeño y en sus orígenes actuó en locales nocturnos para pagar las clases de canto que recibía del tenor Franco Corelli, mientras compaginaba la música con sus estudios de Derecho. Con 14 años ganó un concurso de jóvenes talentos.

En 1994, cuando ya era conocido en el panorama internacional, ganó el famoso Festival de la Canción de Sanremo y su popularidad creció como la espuma. A partir de ahí comenzó a batir récords de ventas en varios países. Por el camino tuvo que superar el rechazo de críticos musicales y de productores que no lo veían idóneo para la ópera. Pero nunca se dejó condicionar por las críticas, por muy feroces que fueran. En 2017 el director británico Michael Radford llevó sus memorias a la gran pantalla, con la adaptación de la novela autobiográfica La Música del silencio que el mismo Bocelli escribió en 1999.

En 1992, el multipremiado tenor se casó con su primera esposa, Enrica Cenzatti, a quien conoció cuando tocaba el piano de noche en un bar al principio de su carrera y con la que tuvo dos hijos. En 2002 la pareja puso fin a su relación y poco después él comenzó a salir con Verónica Berti, con la que pasó por el altar en 2014 y que es la madre de su única hija. La pareja vive en una inmensa villa en la localidad toscana de Forte dei Marmi, muy cerca de la exesposa del tenor, con quien mantiene una relación cercana. “Es simplemente un modo inteligente para vivir la propia vida familia porque es más inteligente hacer la paz que la guerra”, declaró el cantante al periódico The Independent. En una entrevista con Vanity Fair, el maestro contó que con Verónica comenzó a sentar cabeza. “Es mi compañera, mi amiga, mi amante. Ella me ha hecho comprender la bondad moral de la monogamia”, señaló.


Tomado del diairo EL PAÍS (ES)