Camilo Villegas quiere disfrutar de su regreso al golf

Foto: AFP

Jugó su primer torneo oficial en 21 meses, en Bahamas, y a comienzos de febrero estará en Bogotá.

Camilo Villegas está de vuelta y él mismo sabía que no era fácil. Fueron 21 meses sin competencia oficial hasta este domingo, cuando comenzó a jugar el torneo de apertura de la temporada 2020 del Korn Ferry Tour, en Bahamas.

Una lesión en el hombro lo sacó de competencia y él mismo no tenía claro si podía volver. Dijo que casi no para por terco, y ahora, con esa misma característica, vuelve para sentirse bien. Además, aseguró que si es así, volverán los resultados. El mejor golfista profesional colombiano de la historia habló de su retorno con EL TIEMPO.

Estoy muy contento. El 31 de marzo de 2018 fue la última ronda competitiva que jugué, en Houston. Ha pasado mucho tiempo y han pasado muchas cosas, pero estoy entusiasmado de poder entrenar día a día y fijarme metas.

¿Qué sintió ese día en Houston? ¿Qué lo hizo parar?

Creo que fue una buena decisión. Tenía un personalidad un poquito terca, quería ignorar la lesión, quería ser más grande que la lesión y seguir dándole y dándole, y no iba para ningún lado. El pinchamiento en el hombro derecho ya era intenso, la velocidad de la bola iba cada vez más para abajo, los resultados no venían, estábamos formando una bola de nieve que iba ser difícil de derretir después.

Durante todo este tiempo hice muchas cosas y mucha terapia, que no me funcionó. Tuve varias opiniones que hablaban de cirugía, pero todas eran un poco diferentes, de modo que decidí no operarme. Ese día me dije ‘me voy a Colombia, me voy a disfrutar de mi hija. Voy a estar allá dos meses, no voy a hacer gimnasio, no voy a hacer terapia, voy a montar en bicicleta, no voy a hacer nada más’.

¿Cómo fueron esos primeros días?

Pasaron los dos meses y me dije ‘un mes más’. Regresé a Estados Unidos pensando en que de pronto no voy a tener que operarme y empecé a pegar bolas muy lentamente a ver cómo reaccionaba el hombro. Afortunadamente, todo ese tiempo de descanso debe haber desinflamado y recuperado alguna cosita que tenía en el hombro porque la verdad no sabíamos exactamente qué era. Con mucha cautela, mucha calma, pegaba bolas 5, 10 minutos; tiros de 60, 70 yardas máximo. Y así fui lentamente, día tras día, hasta llegar al drive. Y acá estamos.

¿Cuánto tiempo llevaba arrastrando la molestia en el hombro?

Ya llevaba mucho rato. Cuando uno es deportista por lo general siempre hay algo que molesta. Ese pinchamiento en el hombro apareció yo creo que a principios de ese año, y se fue volviendo cada vez más intenso hasta que paré.

¿Sintió en algún momento que no volvía?

Todo empezó como una cosa de un mes, dos meses. Pasó ese tiempo, no mejoraba, seguía con bastante paciencia. Llega el tercer mes, el pinchamiento sigue y llega la preocupación, esto no se va. Empiezo a pedir diferentes opiniones y me doy cuenta de que no era algo tan sencillo. De ese tercer mes en adelante empiezan los altibajos emocionales, en los que uno no sabe cómo va a ser la recuperación y en qué va a terminar. Cuando llegué a un año vino la duda, si voy a volver a jugar golf o no. Hubo momentos malucos.

Un día me desperté y le dije a mi señora que no volvía a jugar. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Pero desde ese momento las cosas empezaron a mejorar y acá estamos otra vez. Fue un año y nueve meses de altibajos emocionales. En ese proceso, el golf ha sido mi vida, pero uno al final se da cuenta de que el golf no es la vida, no es lo único en mi vida.

¿Qué tanto lo cambió el nacimiento de su hija?

Tengo muchos amigos y todo el mundo le dice a uno que tener un hijo es lo mejor del mundo. Uno dice ‘sí, sí’, hasta que uno lo tiene. Ahí uno ya entiende a los demás, la experiencia ya es personal y ha sido bien, bien bacana. La verdad, ha unido a la familia, verla crecer es increíble, cada día es diferente, cómo le funciona la cabeza, y uno aprende en todo el proceso.

El otro refugió durante su ausencia fue la bicicleta…

La bici fue algo bacano. Fue año y medio. Como deportista, uno siempre se despierta con un propósito cada mañana. El no poder entrenar fue difícil porque había días que me decía ‘¿Y ahora qué?’. Uno hacía la terapia, una, dos horas de terapia, y el resto del día qué. En el golf uno puede estar todo el día, cinco, seis, siete horas. Empecé a meterme más en negocios y otras cosas, pero empecé a encontrar nuevamente competencia en la bicicleta. Disfrutaba el reto, el sufrimiento, veía las mejorías, hice varias carreras, disfruté de cada minuto. Eso me ayudó a estar activo desde el punto de vista competitivo.

¿Y cuándo decide bajarse de la bicicleta y volver al golf?

En el momento en que el hombro empieza a mejorar. Cuando uno tiene la posibilidad de pegar tiritos de 50, 60 yardas, ya le baja a la bicicleta. La realidad es que la vida del ciclista es entrenar, comer y dormir, entonces cuando saliste a montar en la bicicleta cuatro, cinco horas, no tienes piernas para ir a jugar golf.

¿Ha cambiado algo en su juego en este tiempo?

Curiosamente antes me sentía más cómodo pegando un draw y ahora me siento más cómodo pegando un fade. Ojalá se vea reflejado eso en el juego en cosas positivas. Estuve trabajando también cositas del swing y creo que los cambios han sido positivos.

En sus redes sociales, cuando montó videos jugando golf, siempre fueron de juego corto. ¿Por qué?

¿Será que hablamos de redes sociales o no? No soy un fanático de las redes sociales, muchos buscan la felicidad en un sitio equivocado. En cuando al tema de juego corto, no podía pegar muchos tiros largos. Solamente en el último mes he estado mucho más activo. La verdad es que no puse como mucho en redes, en realidad.

¿Cómo decidió su calendario para regresar al golf?

Por ahora, nada más Bahamas y Colombia. Tengo 13 torneos en el PGA Tour, de los cuales debo lograr 280 y pico de puntos. En el PGA Tour empiezo en el Honda Classic y creo que voy a Tampa. De ahí para allá no sé, tengo que mirar cuáles son las canchas que me gustan, cuáles son los torneos que puedo jugar y empezar a hacer un calendario.

Durante su ausencia empezó a brillar Juan Sebastián Muñoz. ¿Cómo lo ha visto?

Es increíble. La verdad es que Sebas es una gran persona, hay que empezar por ahí. Obviamente, también es un gran jugador. Como se lo dije varias veces: hay que creer en sí mismo. Muchas veces siento que no creía en el juego y el talento que tiene. Ha sido una trayectoria interesante: coge la tarjeta del PGA Tour, la pierde, vuelve al Korn Ferry y la recupera.

No es fácil jugar en el primer año en el PGA Tour, pero cuando te devuelves y vuelves a dar el salto estás ratificando el tipo de jugador que eres. Después arranca bien el año, juega mal en la mitad, está entre la espada y la pared y al final muestra que juega bien, en especial en esos torneos donde los puntos son pequeños, y va y coge puntos y retiene su tarjeta. Ahí se da cuenta de que tiene con qué.

Arranca esta temporada con confianza y gana. Después hace un tercer lugar. Ha hecho un proceso en cuanto a resultados que le ha dado una fortaleza importante para tener una carrera buena en el PGA Tour. Pude estar al lado de él, hablamos mucho, salíamos a comer, hacía buenas preguntas, es una persona un poco tímida, pero con un gran corazón y con un talento que espero que le dé muchas victorias en el PGA Tour.

Muñoz se impresionó mucho de la imagen que encontró de usted en el PGA Tour. ¿Qué tanto siente ese legado que dejó en 14 años en el circuito?

La verdad es que cada día estamos más viejitos (risas). El otro día estaba pegando unos putts y le digo a mi hermano que todos tienen cara de niños y la verdad es que son niños de 20, 21, 22, 23 años. El golf ha ido cambiando, cada vez hay más jugadores jóvenes y buenos, pero he tenido la fortuna de hacer una buena carrera y de tener buena relación y buenas amistades en todo el proceso. Prefiero que la gente me recuerde como una buena persona que como un gran jugador.

A Bogotá nunca había venido a jugar competitivamente, pero sí un par de veces al Pro-Am. ¿Qué significa hacerlo ahora y por qué no lo había hecho antes?

La verdad es que hay una regla del PGA Tour que dice que si uno es miembro y entra al torneo de esa semana, no puede jugar en un torneo del Korn Ferry, a no ser que le den una invitación especial.

Me pareció curioso cuando Muñoz anunció este año que jugaba este año en Bogotá, porque él entra al torneo de esa semana en el PGA, que es Pebble Beach. Ese es uno de los motivos, y la verdad es que no se había dado. Es un campo en el que tengo muy buenos recuerdos, vamos a ver cómo sale todo, estoy entusiasmado de jugar, de ver gente que hace rato no veo.

Ahí ganó la Copa Andes en 2003 con Colombia…

Es un torneo que me encanta, que siempre nos dio brega hasta que logramos ganarlo en el Country Club. Tengo unos recuerdos muy buenos de eso.

¿Cuál es la meta a largo plazo?

Despertarme cada día motivado para hacer lo que hago. Los resultados no los puedo controlar, pero lo que sí es muy claro es que la vida va más allá del golf. Obviamente, queremos jugar bien y haremos todo lo posible por jugar bien, pero en este punto de mi carrera, el día en que deje de disfrutar lo que hago, cuelgo los palos y dejo de jugar. Si disfruto el proceso y me despego de los resultados, seguro los resultados van a ser mejores.

José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes


Tomado del diario EL TIEMPO