Cómo los festivales de música luchan por sobrevivir la pandemia de COVID-19

Foto: @picture-allieance/dpa/A.Heimken / @picture-allienace/dpa/C. Rehder

Acampar en el campo, pasar la noche debajo de un toldo cerca del escenario, bailar al aire libre: nada de esto es posible de momento por culpa del coronavirus. Pero hay soluciones creativas para salvar a los festivales.

La cantante vuela en la cesta de un globo aerostático sobre la multitud hasta el escenario: la peluca naranja de Katy Perry se mueve en el viento, ella saluda a los espectadores alrededor del escenario principal. Perry empieza a interpretar su canción “Smile” en la primera edición puramente digital del festival de música electrónica “Tomorrowland”. La versión análoga del festival se canceló debido a la pandemia del coronavirus.

El escenario fue creado con muchos píxeles y con ordenadores muy potentes. La actuación de Katy Perry fue grabada en un estudio de pantalla verde y enviada a uno de los ocho escenarios del festival. Durante dos meses, unos 200 empleados animaron un mundo de fantasía con playas, puestas de sol, auroras boreales, 32.000 árboles y 280.000 personas virtuales.

“Tomorrowland” es uno de los mayores festivales de música electrónica y atrajo en los últimos años a unos 400.000 fans a la ciudad belga de Boom. Según los organizadores, más de un millón de fans acudieron ahora a la edición virtual. Una solución que, con un precio de entrada de 12,50 euros, habrá permitido a muchas personas de todo el mundo “visitar” el festival por primera vez.

No hace falta escribir sobre el hecho de que un festival virtual no es un sustituto para un evento en vivo. Pero es una de las varias soluciones creativas de cómo los festivales intentan lidiar con las consecuencias de la pandemia del coronavirus para la temporada de los festivales.

Cancelados por coronavirus: Glastonbury, Roskilde, Mawazine, Coachella

El “Festival de Glastonbury”, en  Gran Bretaña quería, celebrar con glamour su 50 cumpleaños en junio. 135.000 entradas se vendieron en una hora. No obstante, al final, solo hubo videos en Internet de ediciones pasadas del evento. El “Festival de Roskilde” en Dinamarca desafió a sus aficionados a celebrar un “festival do it yourself” este año y ofreció instrucciones para instalaciones de arte y carteles de fabricación propia.

No solo en Europa se cancelaron este año los grandes festivales: según sus organizadores, el festival “Mawazine” atrae a 2,75 millones de espectadores a Rabat, en Marruecos, cada año, lo que lo convierte en uno de los mayores, si no el mayor festival de música del mundo. El “Coachella” de California, uno de los festivales de música más importantes del mundo, se pospuso primero de abril a octubre. Después, las autoridades sanitarias finalmente cancelaron el evento.

Festivales de música: más que un negocio

“Creo que los festivales también tienen una tarea diferente a la de simplemente ganar dinero”, dice Stefan Reichmann, cofundador y director artístico del festival alemán “Haldern Pop”. Según él, agrupan fuerzas y habilidades, algo que “también puede ser un beneficio para los pueblos y las comunidades”. En el marco del “Haldern Pop” se han creado un sello discográfico independiente y un bar que está abierto todo el año y donde se celebran conciertos. También existe una sucursal del festival en Italia.

Este mundo creativo está en peligro por la pandemia y depende de la ayuda estatal y de sus fans: una gran parte de los compradores de entradas ayudaron al festival y donaron el precio de la entrada o una parte de él. De esta manera, el festival podrá sobrevivir hasta 2021. Es imposible prever cómo irán las cosas entonces, dijo Reichmann.

La música como elemento de unión para Europa

A diferencia de “Tomorrowland”, el festival “Haldern Pop” no dispone de 200 empleados para encontrar una solución: el equipo principal está conformado por un puñado de personas. Con ellas, Reichmann organiza un concierto en Internet el 7 de agosto, que tiene lugar simultáneamente en Haldern y Dingle, Irlanda. El lema: “Ahora hablan las comunidades con Europa”.

Y es que “la pandemia también nos ha mostrado lo frágil que es Europa”, dice Reichmann. En su opinión, tenemos que volver a darnos cuenta de lo que nos conecta con los habitantes de otros países europeos. “La música es más importante que nunca y un buen instrumento para volver a unir a la gente”.

(gg/vt)


Tomado del portal alemán DW