El cómic que desvela la historia del ‘hip-hop’

Foto: Portada de 'Hip Hop Family Tree'

Desde 2018 la editorial Flow Press publica en España la saga ‘Hip Hop Family Tree’, del dibujante de cómics estadounidense Ed Piskor. Un recorrido que comienza con el nacimiento de este género musical en el Bronx

Por: Jacobo Rivera

Babelia / EL PAÍS (ES)

Hip Hop Family Tree (HHFT) es mucho más que un cómic. Es también una gran foto de familia y árbol genealógico de un tiempo. A mediados de la década de 1970 del siglo pasado, el clima social de Estados Unidos estaba en uno de sus puntos más bajos. Rotas las costuras de un imaginario colectivo feliz, especialmente tras la luchas por los derechos civiles de la década anterior, los ecos del Black Power y con la resaca reciente de la derrota en la Guerra de Vietnam, en muchas ciudades del país surgía una nueva composición social dentro de los barrios de mayoría afroamericana. Nueva York era el crisol donde convergían muchas realidades culturales, puerto de llegada de tendencias y emigraciones, la propensión a la creatividad, a pesar de la dureza cotidiana, estaba en la atmósfera

En ese contexto, en el sur del Bronx, en encuentros públicos de disc jockeys comienza a experimentarse con los discos: se mezclan dos copias del mismo vinilo, se superponen distintos cortes musicales, se “inventa” el scratch, se añade el micrófono abierto –hasta entonces propiedad de los populares maestros de ceremonias de las fiestas– para improvisar versos sobre la música… El cóctel se hace tremendamente popular desde el primer instante. Es una explosión de creatividad nueva, grupal, efervescente y tremendamente accesible. La cultura del Do it Yourself! (DIY) en su máxima expresión. Una generación de chavales sin apenas perspectivas laborales y con un racismo institucional asfixiante comenzaba a construir, sobre las bases de la potentísima cultura musical negra anterior, un nuevo ritmo. Nacía el hip-hop en el sur del Bronx. Probablemente, de los cinco distritos metropolitanos, el de mayor combustión social, junto con Harlem. La llama que se prendió allí no tardó en extenderse.

Desde la industria musical del momento, mayoritariamente blanca, se ignoró en un principio el fenómeno. En las televisiones también se relegó o se banalizó de forma estereotipada, cuando no se vinculó directamente con la delincuencia. Fueron las radios locales y comunitarias, las discotecas de barrio y los conciertos en canchas de baloncesto al aire libre las que viralizaron el fenómeno de forma brutal. Empezaron a venderse discos de rap y las tiendas de música eran paraísos para el barrio. Además, coincidió con la explosión de un baile, el breakdance, que requería muchísima destreza, agilidad e improvisación. Por si fuera poco, se incorporó un lenguaje de arte urbano propio, el grafiti, que inundó toda la ciudad, especialmente el metro que transitaba la ciudad en territorios y mundos aparentemente alejados y que constituía en sí mismo otro universo en paralelo.

Ed Piskor (Pennsylvania, 1982) recoge todo este ambiente desde sus orígenes. Con un trazo que conecta con las formas tradicionales del cómic estadounidense, desarrolla con paciencia un trabajo minucioso de recopilación de información, fechas, conversaciones y situaciones reales que dan a cada uno de los volúmenes —tres hasta el momento en nuestro país, que abarcan desde 1975 hasta 1984— una fuerza narrativa y visual impresionante. Diseño gráfico e ilustración en su máxima potencia en cada viñeta.

Por las páginas de HHFT aparecen nombres imprescindibles de la escena: Grandmaster Flash, DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa, The Sugarhill Gang, Run DMC (aportando su propio estilo desde Queens), Rick Rubin con Beastie Boys dando una vuelta a todo, la creación del sello Def Jam Records, KRS-One o los inicios de Ice-T y Public Enemy, incluso hay un cameo de New Kids On The Block en el segundo volumen. Auténtica canela en rama en la historia del hip-hop. Un trabajo que además está acompañado en cada volumen de una sección de Pinups en formato galería de retratos de distintos artistas, bibliografía recomendada, discografía del momento y apuntes útiles para que el lector pueda profundizar en cada una de las etapas y personajes que aparecen retratados.

Ganador del prestigioso premios Eisner 2015 al mejor trabajo basado en la realidad, su éxito alcanza ya una dimensión global. Traducido al francés, alemán, italiano, polaco, portugués y español, HHFT es una auténtica enciclopedia. “Cuando montamos la editorial nos parecía increíble que aún estuviera disponible en español. Hasta el momento es el título que mejor funciona de nuestro catálogo. De hecho, estamos preparando la tercera reedición del primer volumen…que es el que arrastra a los demás”. Lo explica Diego Rosembuj, director de Flow Press, una editorial orientada hacia “libros visuales que expliquen el mundo, con especial interés por el conjunto de la cultura pop”.

El trabajo de Piskor gusta a gente que no conoce la escena de aquellos años y a los que sí saben del asunto. “Es un cómic bastante riguroso, va al grano. Se nota que es la visión de alguien que domina el tema y es un apasionado. El tratamiento que han hecho con páginas amarillentas y ese toque underground le da un punto de autenticidad de la época”. Lo cuenta Zeta1970, “Art as Activism desde 1984”, como se define en su perfil de Facebook. Dj, grafitero, productor, b-boy y miembro destacado de la vieja escuela de la cultura hip-hop en España. Para él, un “descubrimiento” que aporta HHFT es que lo que apareció como un fenómeno particular de la cultura afroamericana neoyorquina rápidamente conectó con otras expresiones artísticas de la ciudad que estaban experimentando nuevas formas de expresión, como el punk y arte urbano que encabezaban personajes como Keith Haring o Jean-Michel Basquiat, también con músicos como Blondie o The Clash. “Había una inquietud similar”.

En 2019 en Los Ángeles y Nueva York se programó la exposición Beyond the Streets (Más allá de las calles), comisariada por Roger Gastman, conocido antropólogo urbano. En la muestra —con obras de artistas como Beastie Boys, Emory Douglas, DAZE, Dennis Hopper, Jean-Michel Basquiat, José Parlá, Keith Haring, Kenny Scharf, LADY PINK y TATS CRU entre otros— se apuntaba que el objetivo de Beyond the Streets es mostrar cómo el arte urbano puede influir en el “diálogo público”. Esa conversación con la sociedad es algo que de alguna manera también tiene que ver con la expresión más genuina del hip-hop de entonces y ahora. Para Sonia Cuevas, que estuvo en el mítico sello discográfico Zona Bruta y que actualmente es colaboradora del artista urbano y programador Suso33, lo que se conoce como “movimiento hip-hop” tiene que ver con la imagen que llegó a España a través del trabajo que hicieron —y que también sale reflejado en HHFT— los fotógrafos Martha Cooper y Henry Chalfant en el libro Subway Art, sobre el paisaje urbano del Bronx en loa década de los setenta. “Hay diversidad de opiniones respecto al origen del arte urbano, pero para la gente que empezamos a interesarnos a través del trabajo de Martha y Henry todo aquello —grafiti, breakdance y música rap— conformaban el movimiento hip-hop, la conexión era total”. Zeta1970, nació en Alcorcón, una de los referentes geográficos del hip-hop de nuestro país: “Esos chavales del Bronx vivían en una situación socioeconómica bastante sórdida, sin perspectiva de salir del gueto, rodeados de mierda. El hip-hop fue un camino para poder ser algo. En Alcorcón era un poco la misma historia, con la heroína y la precariedad en los ochenta. Nosotros empezamos contagiados por el breakdance y los b-boys, aquello también tenía un punto de actitud contestataria. Hay algo en común, sobre todo cuando se es adolescente, tiene que ver con la rebeldía, querer expresarse y reivindicarse. La esencia del hip-hop es ser uno mismo”.

Flow Press prepara la siguiente entrega para otoño de éste año.“Publicaremos el volumen 4 que cubre los años 1984 y 1985. Por el momento la saga llega hasta aquí. El septiembre pasado estuvimos con Ed Piskor y nos comentó que tenía previsto llegar hasta la década de los 90…pero no sabe cuándo se podrá poner”, comenta Diego Rosenbuj. Un punto importante y destacado es la traducción, que firma para la edición en castellano Gema Moraleda. “El proceso de traducción de la serie HHFT es complejo y apasionante a la vez. Requiere de mucha documentación para poder captar todas las referencias. Ed Piskor es muy minucioso y detallista, nada está puesto al azar”, y añade Rosenbuj, “decidimos desde un principio no traducir las letras para transmitir su esencia, el ritmo, las rimas, y para permitir que los lectores localicen las letras enteras o las grabaciones a través de Internet. Solo en los casos en que la letra tiene carga en la narración, incluimos una traducción literal, no rimada, en las últimas páginas”.

En HHFT hay rimas, fiestas, grabaciones, encuentros y anécdotas a raudales. También drogas, bandas, edificios quemados, violencia policial, represión contra el activismo vecinal, apagones y disturbios. Una completa radiografía sociológica de un tiempo que se construyó a partir de una reivindicación personal y colectiva de unas generaciones alimentadas culturalmente en discotecas, canchas de baloncesto, equipos de música potentes y emisoras de radio que inventaron un género musical sin el que hoy no se entienden los sonidos de las calles de todo el mundo. Una historia de aquellos primeros años del hip-hop como nunca se había visto hasta ahora, una guía de consulta musical muy potente.


Tomado del suplemento cultural Babelia del diario EL PAÍS (ES)