El hombre que conoce los trapos sucios de las celebridades (porque los lava)

Foto: Credit Felix Brüggemann para The New York Times

Hans-Jürgen Topf se especializa en hacer la lavandería de artistas cuando están de gira, y se ha vuelto un contacto casi indispensable para clientes como Madonna, Beyoncé, Phil Collins y U2.

Por: Thomas Rogers

The New York Times (Es)

BERLÍN — En una tarde de noviembre, Hans-Jürgen Topf caminaba tras bambalinas en la Mercedes-Benz Arena, donde decenas de personas descargaban el equipo para el último concierto de la gira “Experience+Innocence” de U2. Después de saludar y abrazar con entusiasmo a varios miembros del equipo, Topf, de 62 años, llegó a una sala llena de lavadoras y secadoras encendidas.

“Esta es mi vida”, dijo. “Los artistas viven su vida y yo vivo mi vida de lavandería”.

Topf es el especialista en lavandería para giras más reconocido en el mundo. Ha viajado con muchas de las celebridades más grandes de la música, entre ellas Madonna, Pink y Beyoncé. Conforme las giras se han vuelto más grandes y más profesionalizadas, la logística que involucran es cada vez más abrumadora. “Experience+Innocence”, de U2, duró alrededor de siete meses y recorrió dos continentes, para lo cual se requirió del trabajo de aproximadamente 150 personas. Todas ellas necesitaban alimentos, dónde quedarse y, sí, ropa limpia.

Para eso está “Der Topf”, como le gusta hacerse llamar. Su empresa, Rock ’n’ Roll Laundry, proporciona equipo y personal de lavandería para las producciones de las giras. Aunque Topf no estuvo en la gira de U2 por una lesión en la espalda, fue a Berlín a recoger las máquinas que le rentó al personal (por lo general ahora se queda en su natal Alemania, debido a su lesión, pero las giras previas lo han llevado a países de Sudamérica o a Australia).

“Mi buena reputación ya es conocida”, dijo Topf. En el mundo de la música antes “nadie abordaba el tema de la lavandería, nadie quería aprender a hacerlo”, añadió: “Hasta que desarrollé un sistema para solucionarlo”.

“Es un pionero”, dijo por teléfono Jake Berry, director de producción en la gira de U2. Berry explicó que aún hace veinte años la mayor parte de la ropa durante una gira debía lavarse rápidamente en alguna de las paradas; para lo cual se recurría a cualquier lavandería local de autoservicio. Esa ropa, comentó, regresaba mojada o terminaba mezclada “con las pantaletas de alguna chica”.

Hasta que, a principios de la década de 2000, dijo Berry, un “jovencito” —Topf— llegó a pararse afuera de los recintos de conciertos en Alemania con una furgoneta. Ofrecía recoger, lavar y regresar la ropa de la producción. Berry dijo que los artículos regresaban “bien doblados e impecables”. Fue poco tiempo después que invitó a Topf a que los acompañara en la gira.

“Es muy difícil encontrar a un apasionado de la lavandería”, agregó Berry. “Él lo es”.

Algunas semanas después del concierto de U2, Topf —quien tiene un poco de barriga y usa anteojos con armazones de metal— estaba en un sótano en el Max-Schmeling-Halle, otro recinto de Berlín. Ahí ayudó a su hijo, Achim, de 31 años, a lavar la ropa de Die Fantastischen Vier, una popular banda de hip hop.

El desafío más grande de lavar la ropa en una gira, explicó Topf, son la cantidad (puede variar de manera impredecible) y la necesidad de trabajar sin un lugar fijo. A menudo debe hacer su trabajo donde sea que pueda encontrar agua corriente; una vez incluso tuvo que hacerlo en pequeñas celdas improvisadas adonde llevaban a los fanáticos problemáticos en un recinto sudafricano. “Conozco los baños de todos los estadios alemanes de fútbol”, dijo.

Cuando está de gira, Topf empieza casi todos sus días con el trabajo de lavandería de la ropa de los artistas, que generalmente debe secarse con un pequeño ventilador para estar lista cuanto antes. Contó que la ropa más sucia que ha lavado fueron los trajes estilo overol que usó la banda de metal Slipknot: fueron rociados con cerveza, crema y sangre falsa y estuvieron guardados en bolsas de basura durante tres días.

Según Topf, las manchas más comunes en la ropa de los artistas son de sudor y del polvo de aluminio de las rampas con las que el personal de la gira mueve el equipo hasta el escenario. Ese polvo termina en la vestimenta de los artistas cuando se ponen de rodillas o ruedan por el escenario. La mejor solución para evitar esas manchas, dijo Topf, es que los miembros del personal pongan algún tipo de estera sobre el piso en el que estarán los artistas: “Es mejor para los pantalones”.

Hay muchos riesgos al lavar la ropa de los artistas. Topf recordó un incidente con el músico británico Joe Cocker, quien se enfureció después de que apareció una franja desteñida en los pantalones que Topf había lavado. “Nunca lo he olvidado”, comentó.

Una vez también encogió un par de pantalones dorados del actor y cantante David Hasselhoff. En una ocasión, una persona a la que Topf había contratado arruinó un chaleco de 3000 dólares de Janet Jackson. Sin embargo, no tardó en señalar que los accidentes son poco frecuentes: “Der Topf es muy confiable”.

Cuando está de gira, a menudo dedica entre tres y cuatro horas todas las tardes a planchar la ropa de los artistas, la parte que menos le gusta de su trabajo; al mismo tiempo lava la ropa de todo el equipo. Dijo que en algunas giras pasa hasta veinte horas al día lavando ropa. Después de un espectáculo, las máquinas de lavado y secado son metidas en contenedores rodantes especiales para que puedan ser transportadas en camiones al siguiente destino.

Topf señaló que el negocio de las giras se ha vuelto mucho más profesional y empresarial desde que comenzó su carrera. Antes solía encontrar drogas en la ropa todo el tiempo, dijo, pero “ahora es más probable que encuentre una bolsa de té”.

Joe Pomponio, jefe de escenario de varios festivales en Europa que ha trabajado en muchas ocasiones con Topf, señaló por teléfono que las comodidades como la ropa lavada profesionalmente se han vuelto vitales para muchos artistas que pasan años enteros de gira. Agregó que no conocía a nadie que ofreciera un servicio como el de Topf, y que Rock ’n’ Roll Laundry era la empresa a la que siempre se recurre en el circuito de los festivales europeos. “Der Topf está en todas partes”, comentó.

Topf nació en 1956, en el seno de una familia de refugiados de la República Democrática Alemana, que en ese entonces era la parte socialista del país. Su padre trabajaba como contrabandista; transportaba a gente a través de la Cortina de Hierro cuando cruzaba cargamentos de papa. Hasta que la policía secreta de Alemania del Este lo descubrió, tras lo cual el padre de Topf escapó con su esposa a Ludwigshafen, una localidad de Alemania Occidental, donde fundaron una lavandería. Topf aún vive ahí.

Una tarde en 1982, mientras hacía una entrega para el negocio de sus padres, Topf se topó con el autobús de la gira del rockero estadounidense Ted Nugent, que parecía estar perdido. Después de darle indicaciones al conductor, le dieron pases gratis para el concierto y, esa misma noche, se ofreció a lavar la ropa de la banda. Cuando el representante de Nugent lo animó a continuar con sus servicios, comenzó a pararse afuera de los recintos “como si fuera un fanático” y a ofrecer sus servicios de lavandería para el mismo día a los artistas visitantes, entre ellos Elton John y Blue Öyster Cult.

Terminó por comprar un pequeño camión al que subió dos lavadoras y dos secadoras, para trasladarse así junto con las bandas que estaban de gira. De noche dormía encima de sus máquinas y de día lavaba la ropa para bandas como los Bee Gees, entre otros. Actualmente, la mayor parte de los ingresos de Topf provienen de la renta de máquinas a las producciones de las giras; hace poco colaboró con un empresario que comenzó una versión estadounidense de Rock ‘n’ Roll Laundry. Topf también dirige un negocio de lavandería en Ludwigshafen, donde atiende negocios y restaurantes.

Dijo que esa lavandería en Ludwigshafen tiene una colección de fotografías de sus clientes favoritos, entre ellos Phil Collins y Harry Belafonte. Topf dijo que Belafonte autografió la fotografía y dejó un mensaje: “Gracias por sacar las piedras de mis pantalones”.

“No tengo idea de qué significa, pero esas cosas hay que guardarlas”, dijo Topf.


Tomado del portal del diario The New York Times (Es)