Ideas radicales para proteger el planeta: ¿cómo cambiamos?

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¿Cómo sería una economía verdaderamente sostenible? ¿Podemos, como civilización, vivir en armonía con la naturaleza? En esta serie, DW explora algunas ideas bastante radicales.

El colapso ecológico es probablemente el mayor desafío al que se ha enfrentado la humanidad hasta ahora. Sin embargo, sigue habiendo un gran abismo entre la acción que sabemos que es necesaria y las soluciones poco sistemáticas, que ofrecen la política y la industria, para reducir las emisiones sin alterar fundamentalmente el statu quo.

En 2020, la pandemia del COVID-19 ha demostrado que es necesario y posible un cambio mucho más profundo. Pero, ¿cómo sería nuestra vida en un mundo sostenible? Y ¿cómo logramos esa meta? En esta serie, examinamos algunas ideas radicales. ¿Pueden ofrecernos soluciones viables?

¿Cómo cambiamos? ¿Otorgando derechos legales a la naturaleza?

Amitav Ghosh, una de las figuras literarias más destacadas de India, cuestiona la crisis climática como una idea fundamentalmente occidental. Para el escritor, se trata de los últimos estragos del colonialismo. Ghosh sostiene que el cambio necesario es una amenaza aterradora para quienes poseen el poder en el orden mundial actual. Para ellos, el fin del capitalismo se percibe tan aterrador como el fin del mundo.

Pero ¿cómo sería el fin del capitalismo tal y como lo conocemos?

¿Cómo cambiamos? ¿Renunciando a la civilización?

Hoy en día, nuestras economías funcionan con un principio de expansión infinita. Pero ¿es posible un crecimiento sostenible?

Algunos economistas argumentan que incluso con energías renovables y estructuras cada vez más eficientes, no podemos seguir creciendo en un planeta de recursos finitos. ¿Ha llegado el momento de despedirse de la economía convencional? ¿Deberíamos reducir nuestro PIB de forma controlada?

Especialmente las sociedades más prósperas del mundo tendrían que apretarse el cinturón. Pero lo que se pierde en riqueza material, podríamos ganarlo en tiempo libre. Los trabajadores y empleados exhaustos y estresados son menos propensos a ir de compras, comer y viajar de forma respetuosa con el medio ambiente. ¿El hecho de trabajar menos podría ayudarnos a decir adiós al consumo compulsivo? ¿Crearía esto espacio para un estilo de vida bajo en carbono?

¿Cómo cambiamos? ¿Es viable una economía verde?

Eso implicaría un cambio importante en los valores, sobre todo, para las naciones industrializadas del hemisferio norte. ¿Podríamos encontrar inspiración en el Sur Global?

En India, los activistas medioambientales de base están integrando una mejor gestión de los recursos  en sistemas de toma de decisiones colectivas que se basan en el swaraj, una filosofía de autodeterminación con antiguas raíces en el subcontinente indio. Los defensores del eco-swaraj afirman que permite una actividad económica sostenible y evita repetir los errores cometidos por el Norte Global en el pasado.

El filósofo nigeriano Bayo Akomolafe cuestiona los supuestos de la actividad económica occidental. En su opinión, el origen de todos los males se encuentra en la Ilustración: cuando la gente comenzó a verse a sí misma y a la naturaleza por separado. Esto es lo que ha hecho posible la explotación desenfrenada de los recursos, tal y como ocurre hoy en día. En su trabajo se basa en las enseñanzas del yoruba, una cultura africana de su tierra natal, donde el ser humano y la naturaleza viven en armonía.

¿Cómo cambiamos? ¿Es viable trabajar menos?

Pero ¿cómo incorporar un respeto inherente por la naturaleza en una regulación concreta? Un movimiento mundial se ha comprometido, por ejemplo, a conceder a la naturaleza sus propios derechos básicos. Los pueblos indígenas ya lo están haciendo. ¿Podría este ser un modelo a seguir?

Todas estas ideas ofrecen estímulos para reflexionar en un momento crucial de la historia de la humanidad. ¿Podrían ayudarnos a remodelar la civilización humana y salvaguardar nuestro futuro? ¿O tienen razón voces como la de Derrick Jensen, que sostienen que el ser humano es destructivo por naturaleza? ¿Y que nuestra única esperanza es el retorno a las vidas de los cazadores-recolectores de nuestros antepasados?


Tomado del portal alemán DW