Morat: “J Balvin reemplazó el nombre de Pablo Escobar en las conversaciones”

Foto: Víctor Sainz / El País (Es)

La banda colombiana repasa su fulgurante carrera y sacuden los prejuicios contra el ‘reggaetón’ recordando los beneficios que ha supuesto para Colombia

Por: Andrea Nogueira Calvar

EL PAÍS (Es)

Hace cuatro años no existían para el gran público. Ahora, en medio de la eclosión trap y el imperio del reggaetón, son un referente pop en su país, Colombia, y en el mundo hispanohablante. La banda Morat inició su carrera fulgurante apostando por un estilo que parecía desfasado, pero con mucho empeño. El pasado lunes relataron en un encuentro exclusivo con los lectores de EL PAÍS, dentro del programa de ventajas culturales EL PAÍS +, como la casualidad ha tenido mucho que ver. El periodista Fernando Navarro repasó junto a ellos, en los Teatros Luchana de Madrid, sus primeros pasos, las colaboraciones con artistas como Paulina Rubio y Juanes y las carencias que produce vivir de gira.

El azar juntó a Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza y los hermanos Simón y Martín Vargas. Compartieron colegio en Bogotá y allí fue donde se despertó su vocación por la música, primero de manera individual. “Tenían una actividad que nos gustaba mucho que era que los alumnos compusieran las canciones que se iban a cantar a final de año, en Navidad”, relató Isaza. “Para nosotros era un orgullo”. Esa iniciativa, junto a otras actividades musicales que impartía la escuela, fue la semilla. Nació la necesidad de tocar y vieron que se podían juntar y formar una banda.

Empezaron ensayando en sus propias casas, tocando bajito para no molestar a los vecinos. A esos límites acústicos achacan el sonido acústico de sus inicios. Con esa propuesta fueron de bar en bar, intentando encontrar una oportunidad. La edad no les permitía ni entrar en los locales que vendían alcohol, con lo que las negativas se sucedieron hasta dar con un sí. Entonces se llamaban Malta.

Llenaron aquel local de amigos y familiares y otra vez intervino la suerte: entre ellos se encontraba el representante Pedro Malaver. “Empezamos a trabajar y lo primero que nos dice Pedro es les quiero presentar a Mauricio Rengifo, el Dandee de Cali y El Dandee”, contó Isaza. Villamil explicó que sus primeras impresiones eran sensaciones encontradas: “Cuando a uno le dicen, y empezando, que un ‘reguetonero’ va a ir a la casa de Isaza y quiere ser tu productor musical, uno no sabe qué hacer ni qué esperar”. Pero en ese encuentro fluyó una buena relación y aceptaron.

Durante el turno de preguntas del público, el grupo aclaró que si bien el reggaetón no es el estilo que han elegido para componer, lo aman y quisieron sacudirle la mala prensa. Defendieron que gracias a él Colombia se ha situado en el número uno de las plataformas de streaming y, sobre todo, ha ayudado a limpiar la imagen del país. “El nombre de J Balvin reemplazó literalmente al de Pablo Escobar en las conversaciones”, ejemplificó Martín. “Le debemos un montón”, sentenciaron y no descartaron hacer colaboraciones con algún artista de este estilo siempre “que sea interesante”.

La última vez que el azar intervino acabó por fraguar su carrera. Se habían concentrado en “meterle todos los esfuerzos” a una canción y reescribieron unos coros que tenían ya hechos. La hermana de Paulina Rubio escuchó el tema en una plataforma para bandas alternativas y la cantante mexicana quiso la canción. Nació el éxito: Mi nuevo vicio. Entonces ya eran Morat. Tuvieron que mudar de nombre cuando firmaron por la discográfica Universal, porque ya existía un grupo llamado Malta.

Aunque la colaboración que más destacaron fue la que realizaron con Juanes en Besos en guerra. “Como colombianos la referencia más clara de una persona que se sube a un escenario con su guitarra a hacer música era Juanes”, justificó Simón.

Entre tanto trabajo conjunto y conciertos aseguran no haber sido del todo conscientes de sus logros. Villamil ejemplificó que en su caso no han sido los grandes gestas lo que le ha hecho darse cuenta de su estado actual, como los llenos en escenarios como el WiZink Center de Madrid, sino las pequeñas cosas, como tocar en Ceuta –“Nunca lo había imaginado”, dijo- o escuchar a los niños hablando de él. “Esos son los días que me generaron más ilusión”.

Morat estará de gira por México antes de volver en julio a España para tocar durante todo el verano. El país se ha convertido en su segundo refugio, tras Colombia, y de sus inicios en Madrid hablaron con mucho cariño. Desde la sala El Intruso, donde dieron su primer concierto para prensa, hasta su visita al Café Livertad 8, donde han pasado grandes cantautores, como su admirado Jorge Drexler. “Es nuestra segunda casa”, coincidieron. Pero a pesar de esto, reconocieron que en ciertas ocasiones les pesan tanto tiempo de viaje, sin tiempo con sus familiares. “Cosas tan tontas como no tener un armario”, ejemplificó Simón. Aún así, aseguraron, merece la pena llevar la vida en una maleta.


Tomado del portal del diario EL PAÍS (Es)