Plácido Domingo conquista Nápoles en su reaparición tras superar el coronavirus

Foto: Plácido Domingo, durante su actuación en Nápoles – CASERTAWEB

En una gala en la Reggia de Caserta, con un repertorio de arias, zarzuela y can canciones napolitanas, el público napolitano rindió homenaje al artista

Por: Ángel Gómez Fuentes

ABC

El escenario para la reaparición de Plácido Domingo en un concierto, tras sufrir el coronavirus, no pudo ser más grandioso: desde un gran palco suntuosamente iluminado, con sucesivos cambios de color en la escenografía, el tenor supo transmitir emociones personales y musicales a los 1.200 espectadores que se dieron cita el pasado sábado en la inmensa explanada de la residencia real más grande del mundo, la Reggia de Caserta (Nápoles), construida por orden de Carlos III, en 1752, con la intención de igualar la grandeza del Palacio de Versalles.

Ante ese monumento, entre los más visitados de Italia, Plácido Domingo se exhibió en una gran gala del festival “Un verano de rey”, en su quinta edición, con repertorio para barítono. Su voz sigue siendo bella y emocionante para el público italiano, que admira y recuerda sus días gloriosos e inolvidables en la historia de la ópera. La fuerza vocal y seducción teatral de Domingo, con su fuerte presencia escénica, se mostró en arias como la verdiana “Piedad, respeto y amor” (“Macbeth”) y “El enemigo de la patria”, de Andrea Chénier. Seguramente lo mejor de la gala fue una selección de zarzuelas, la pasión eterna de Plácido Domingo. Con “Luisa Fernanda”, “Los laveles” o “La tabernera del puerto” divirtió y conquistó al público napolitano.

Domingo incluyó en el repertorio la canción del maestro Sorozábal “No puede ser”, caballo de batalla del famoso primer concierto de Los tres tenores, bajo la batuta de Zubin Mehta, en las Termas de Caracalla de Roma, en una noche mágica de julio de hace cuarenta años. No podía faltar en el programa el homenaje de Domingo a Nápoles y a la canción nacida bajo el Vesubio, comenzando por la que es seguramente su preferida, “Dicitecello vuje”, con un texto que es la desesperada declaración de amor de un hombre hacia una mujer amada.

En el amplio capítulo de los bises incluyó otra famosa canción napolitana, “Cuore ingrato”. Y, obviamente, no podía faltar “O sole mio”, obra maestra indiscutible de la escena musical napolitana e italiana, famosa en todo el mundo. Plácido Domingo la cantó a dúo con la soprano Saioa Hernández, superándose a sí mismo, con una interpretación apasionada que entusiasmó al público. No pasó desapercibida la soprano madrileña. Hernández se reveló como compañera ideal en el dueto “Mira las amargas lágrimas”, de “Il Trovatore” (Verdi), y “Sappia la sposa mia” (“Macbeth”, Verdi).

No tuvo intervalo el concierto, que se abrió con la famosa obertura de “La fuerza del destino”, de Verdi, con la Orquesta Filarmónica Giuseppe Verdi de Salerno, dirigida por el maestro Jordi Bernàcer, con un programa de alto nivel técnico, en su primer concierto tras el confinamiento por el coronavirus.

Homenaje al artista

Hubo muchos aplausos para todos los artistas, pero, sin duda, la gran ovación fue para Plácido Domingo. Encantó con su voz. Pero, seguramente más que por la calidad vocal del tenor, el público napolitano quiso rendirle un homenaje, sincero y merecido, al gran artista. Domingo lo conquistó el sábado con su carisma.

El espectáculo de Caserta fue el primero de una gira que el cantante hará por Italia. Volverá a la Arena, escenario de su debut en este país hace 51 años, el próximo 28 y 29 de agosto. En octubre (4, 7, 10 y 13) es esperado en el Maggio Musicale Fiorentino, festival de ópera que se celebra cada año desde 1933 en Florencia Y el 30 de noviembre cantará en la Scala de Milán.

El recital de Caserta evidencia que la polémica y las denuncias de acoso en las que se vio envuelto Plácido Domingo por el #MeToo forman parte de una ola que parece haberse agotado en Italia. Días antes de la gala, Domingo hizo unas declaraciones, en la misma línea de la exclusiva concedida a ABC, con gran repercusión en Italia: “No soy el Weinstein de la ópera. Cualquiera que me conozca sabe que la palabra abuso no está en mi vocabulario”, dijo al diario “La Repubblica”, subrayando, como ahora ha hecho en Nápoles, que todavía le falta un sueño por realizar: “Encontrar la paz, esperar que todo salga bien y afirmar la verdad”.


Tomado de portal español ABC