Shannon Hoon, la promesa del rock de los 90 que admiraba a Kurt Cobain y terminó siguiendo sus pasos

Foto: Shannon Hoon (en el centro), con Blind Melon - ABC

Se cumplen 25 años del fallecimiento por sobredosis del cantante de Blind Melon

Por: Nacho Serrano

ABC

«Un demonio en un hombro, y un ángel en el otro». Con esta frase tan certera se tituló la biografía de Shannon Hoon, cantante de Blind Melon que murió en 1995 por una sobredosis que se llevó a uno de los jóvenes más prometedores del rock de los noventa. Tenía un más que probable estrellato por delante después de publicar «Soup», el disco que le dio popularidad mundial a su banda, pero su imagen afable y vitalista camuflaba unos terribles demonios internos que ganaron la partida, llevándoselo al otro barrio el 21 de octubre, mientras viajaba en su autobús de gira.

Hay muchas cosas de su vida que quedaron en la penumbra. Ni siquiera se sabe con certeza de dónde salió el nombre de Blind Melon. Unos dicen que es un juego de palabras inspirado en el bluesman Blind Lemon Jefferson, otros que está copiado de un personaje inventado por el dúo cómico Cheech & Chong, versión bastante más verosímil ya que tuvieron éxito cuando Hoon era un crío.

Cuando cumplió diecisiete era un buen estudiante y mejor deportista, pero cuando el rock irrumpió en su vida empezó a meterse en problemas en su ciudad natal, Lafayette (Indiana). Por aquella época tocaba en un grupo de hair metal que hacía versiones de Guns’N’Roses, nombre que volvería a cruzarse en su destino de forma sorprendente poco después…

Para escapar del brazo de la ley se mudó a Los Ángeles, donde asistió a todos los conciertos y fiestas que pudo para hacer contactos. Así conoció a sus futuros compañeros Brad Smith y Rogers Stevens, y también al mismísimo cantante de Guns’N’Roses. Igual que él, Axl Rose había nacido y se había criado en Lafayette, y allí se había hecho amigo de la hermana de Hoon, que fue quien los presentó. Se cayeron muy bien, y Axl le invitó a participar en dos de las canciones que estaba grabando en ese momento, «The Garden» y «Don’t Cry», poniendo voces de fondo.

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En 1992 Blind Melon debutaron con un disco epónimo que no empezó con buen pie, pero que fue impulsado por las emisiones del single «No Rain» en la MTV, y alcanzó popularidad suficiente como para permitirles telonear a Ozzy Osbourne, Soundgarden y sus colegas Guns N’ Roses. Hoon arrasaba en el escenario con su carisma, era muy querido por sus compañeros de banda y por otros músicos de la escena angelina, pero saborear las mieles del éxito le hizo dejarse guiar por el hombro incorrecto. En cuanto tuvo dinero contante y sonante quedó claro que tenía una personalidad altamente adictiva, y con cierta propensión a la autodestrucción. Sólo un año después del lanzamiento de «Blind Melon», fue arrestado por exhibición indecente después de desnudarse en el escenario y mear sobre un fan en un concierto en Vancouver.

Sus discos empezaron a venderse a lo bestia, protagonizaron portadas de revistas, y aquello fue como abrir una válvula de depravación y desenfreno. Hoon empezó a liarla en actuaciones y rondas promocionales, y solo unos meses después protagonizó una de sus escenas más impresionantes en el más amplio sentido de la palabra, en el festival de Woodstock de 1994. Salió al escenario puesto hasta las cejas de LSD, ataviado con un vestido blanco que le prestó su novia y ofreció un tremendo show que dio razón a los que le veían como un Janis Joplin masculino.

Ese mismo año entraron a grabar el que sería el segundo y último disco de la formación fundadora del grupo, «Soup», cuyo tema titular rendía homenaje a otro héroe caído, Kurt Cobain, a quien Hoon admiraba profundamente. La muerte del líder de Nirvana dejó en shock al cantante, que le dedicó este verso: «I’ll pull the trigger and I’ll make it all go away» («apretaré el gatillo y así haré que todo pase»). Desde aquel fatídico día, Hoon aceleró el ritmo con los excesos y su empeño autolesivo se desmadró por completo.

A pesar de los devaneos toxicómanos de su cantante, el grupo terminó su segundo disco de forma casi milagrosa. Pero entonces llegó el momento de la verdad: la gira. El grupo contrató a un asesor personal para Hoon que le ayudaba con la rehabilitación para dejar las drogas, pero cuando les advirtió de los peligros de salir a la carretera, fue despedido sin miramientos, en lo que acabaría siendo el mayor error de Blind Melon. Pocas semanas después, Hoon fue encontrado muerto en el autobús de gira por un ataque al corazón causado por una sobredosis de cocaína. Murió en el trayecto hacia Nueva Orleans, pero nadie se dio cuenta hasta que empezaron la prueba de sonido y tuvieron que ir a despertarle.

El desdichado final de Hoon recuerda al de otro figurón del rock que murió joven, y que también dió tumbos entre la luz más brillante y la oscuridad más tenebrosa, Gram Parsons. Cuando falleció ya se había convertido en uno de los personajes más admirados (y guapetes, por qué no decirlo) de la escena, y era amigo íntimo de las mayores estrellas de la música de su tiempo (los Stones, en el caso de Parsons). Al contrario de lo que ha ocurrido con tantos mártires del rock, la muerte de ambos no multiplicó las ventas de sus discos, y ni siquiera les quedó el dudoso honor de entrar en el infame Club de los 27, por apenas unos días. Parsons falleció un mes antes de cumplirlos, y Hoon, un mes después.


Tomado del portal español ABC