«Single Ladies» de Beyoncé o «Umbrella» de Rihanna, el gran negocio de la Iglesia de Inglaterra

La institución está ganando cantidades millonarias con la co-propiedad de muchos de los grandes éxitos de la música actual

Por: Nacho Serrano

ABC

La Iglesia de Inglaterra se ha metido en el negocio del pop, y lo ha hecho muy en serio. Según la BBC esta institución es una de los cientos de inversionistas de una compañía que durante los últimos tres años ha estado adquiriendo uno a uno los derechos de miles de canciones exitosas.

Esta empresa, llamada Hipgnosis (igual que la mítica compañía de ilustradores de portadas de discos), ha gastado más de mil millones de dólares en la co-propiedad de miles de hits del pop reciente, incluyendo canciones de Beyoncé, Rihanna, Mark Ronson, Chic, Barry Manilow, Blondie, o sus más recientes adquisiciones, «End Of The Road» de Boyz II Men’s, «I’m Your Baby Tonight» de Whitney Houston y «Don’t Be Cruel» de Bobby Brown.

Según el fundador de Hipgnosis, Merck Mercuriadis, las canciones que ha comprado son «más valiosas que el oro o el petróleo», porque «son muy predecibles y fiables en sus fuentes de ingresos», explica. «Si tomas una canción como «Sweet Dreams» de Eurythmics o «Livin ‘On A Prayer» de Bon Jovi, estás hablando de tres o cuatro décadas de ingresos seguros» porque son una inversión estable, ya que sus ingresos no se ven afectados por los cambios en la economía.

Mercuriadis tiene la teoría de que «cuando la gente está contenta vive con una banda sonora de canciones, pero también en momentos menos buenos, como el tipo de desafíos que hemos experimentado durante los últimos seis meses debido a la pandemia, las canciones reconfortan y ayudan a escapar». Los datos de Spotify parecen darle la razón: los usuarios han aumentado en un promedio mensual del 22% entre marzo y julio, por lo que las ganancias por derechos de transmisión han aumentado durante la pandemia de covid-19.

El dueño de Hipgnosis es un canadiense que se empeñó en que tenía que trabajar en la industria de la música: llamó a la oficina de Virgin Records en Toronto todos los días durante meses, hasta que le dieron un empleo en el departamento de marketing. Allí trabajó con artistas como UB40, The Human League o XTC, y en 1986 se unió a Sanctuary Group, convirtiéndose finalmente en su CEO, donde dirigió las carreras de Elton John, Iron Maiden, Guns N ‘Roses, Destiny’s Child y Beyoncé, además de trabajar en el relanzamiento de la carrera de Morrissey en 2004. Kanye West lo llamó recientemente una «de las personas más poderosas y conocedoras de la industria de la música».

Tuvo la idea de Hipgnosis en 2009, cuando se lanzó Spotify en Reino Unido y vio «que el streaming iba a cambiar el panorama y que iba a hacer que la industria de la música volviera a tener mucho éxito». Pero a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las discográficas Hipgnosis no se centra en encontrar el «próximo superventas», sino en dar con las canciones más rentables, sean del año que sean. Un tercio de las canciones que posee tienen más de 10 años y el 59% tienen entre 3 y 10 años. Menos del 10% son recientes.

«Lo único que tienen todas mis canciones en común es que son culturalmente importantes, cada canción es una minimarca», dice Mercuriadis. Esta idea de invertir en las ganancias futuras de un artista es parecida a lo que hizo David Bowie en 1997, quien se financió con unos activos denominados «bonos Bowie», que otorgaban a los inversores una participación en los derechos de canciones como «Life On Mars» y «Heroes». Suerte que ambos temas siguieron cumpliendo expectativas comerciales: si no, Bowie habría tenido que renunciar a los derechos de sus canciones para devolver el préstamo.

Mercuriadis paga a los artistas 15 años de derechos por adelantado, y a cambio, Hipgnosis posee las canciones a perpetuidad, gestionándolas como marcas, tal como explica Dave Stewart de Eurythmics, que vendió su catálogo a la compañía el año pasado. «La gente de todo el mundo que canta «Sweet dreams are made of this» puede que no sepa quién soy yo o quién es Eurythmics, pero se saben la canción. El enfoque de Mercuriadis es el de comprar estas canciones clásicas y mantenerlas vivas y construir pequeños mundos a su alrededor. Eso está bien para mí porque cuando salgo y toco esas canciones, lo que quiero es que la gente las conozca. Él es muy proactivo».

Mejores pagos para los artistas

Mercuriadis cree que los servicios de streaming «deberían pagar más dinero a los compositores. La forma en que funciona el modelo económico es que Apple, Amazon y Spotify se quedan con el 30% del dinero y pagan el 70% a los titulares de los derechos. Tal como está actualmente, de los 70 peniques por dólar que corresponden al autor, 58,5 van a parar a la discográfica. El artista obtiene, en el mejor de los casos, una sexta parte de eso, es decir, 11,5 peniques por la canción. Creemos que es hora de que las compañías discográficas den un paso al frente y reconozcan que existe un desequilibrio real entre lo que se paga por grabar la música y lo que se paga por la canción».

Para resolver este problema, Mercuradis cree que la clave es aumentar la base global de suscriptores de los servicios de streaming de 450 millones a 2.000 millones de cara a finales de esta década, «porque si eso se hace realidad, las ganancias de los compositores serán muy significativas». Para entonces, espera que Hipgnosis tenga un catálogo de alrededor de 60.000 canciones.


Tomado de portal español ABC