‘Un bolero azul’, el estreno de ‘Chabuco en La Habana’

Foto: Prana Fotografía

Con una composición de Jorge Luis Piloto, el cantante presenta su trabajo con la música cubana.

Por: Liliana Martínez Polo

EL TIEMPO

Un bolero azul, composición del cubano Jorge Luis Piloto, tiene ese sonido clásico que le daba una atmósfera épica al amor. La voz es la del colombiano José Darío Martínez, conocido por todos como Chabuco. Con esta interpretación, el cantante nacido en Valledupar da comienzo a su etapa titulada Chabuco en La Habana. Así se llamará el álbum que está por entregarle al público.

Chabuco venía de un álbum de influencia brasileña. Y no era la primera vez que se adentraba en otras culturas. Ahora llega un trabajo en el que se arropa de influencias cubanas. Y qué mejor que comenzar con un bolero cadencioso cuya letra misma invita a “repetirlo y repetirlo”.

“Es el primer sencillo de un álbum en el que traigo algunas composiciones inéditas mías –dice Chabuco–, además de la de Piloto y otros compositores. También está la influencia del vallenato, que siempre va conmigo. Entonces, es un álbum que me tiene muy contento, lo tengo que cantar porque con esto de la pandemia, me tocó salir corriendo de La Habana, llegar a Miami, cantar allí la canción, llegar aquí y encerrarme. Me tiene sorprendido el recibimiento que le ha dado la gente a Un bolero azul. Creo que también la gente está bastante sensible”.

¿Qué falta para terminar el álbum?

Está grabado. Este bolero lo canté en Miami y lo mandé a Argentina, donde Pablo Governatori, que mezcla los álbumes de Rubén Blades, y tiene un sonido increíble.
Lo mismo haré cuando termine de cantar el disco: lo voy a cantar aquí en mi casa, porque tengo un estudio, mando los tracks a Argentina para la mezcla y veré en qué fecha se puede sacar. También es bueno dejar que baje un poco esto que está pasando.

Antes hizo un álbum de encuentros entre sus sonidos y los del Brasil. Ahora mira a Cuba, ¿seguirá explorando así otros países?

La idea es estar buscando sonidos de todos los países. Como el álbum que hice en España, que se llamó Ida y vuelta. Me alejo un poco de grabar el vallenato, que es mi raíz, pero que siempre llevo.

¿Qué mantiene del vallenato y en qué se aleja?
Chabuco en La Habana es netamente un disco años 50 de Cuba. Lo hice con el nieto de Bebo Valdez, con sonido antiguo. Grabamos la música en bloque, tocando en vivo, eso casi no se usa. Siempre grabo mis discos en vivo, y la letra y la melodía tienen algo de vallenato, aunque es un álbum latino, con un sonido particular. El vallenato sigue estando, en la línea melódica y en la forma de cantar, eso le da gracia.

¿Por qué esta vez miró hacia Cuba?

De cierta forma es por donde debí comenzar. Pero hice primero algo con flamenco, con sonido latin jazz de Nueva York, bossa nova y samba. Pero la cubana es la música que siempre tuve más cerca. Con ella me criaron. Mi padre me ponía muchos boleros. Y he tenido que ver con músicos cubanos, hemos intercambiado conocimientos de folclor, y me siento muy de ahí, conocedor de los ritmos, porque fueron años estudiándolos.

¿Tiene pensado explorar otros países en el futuro?

Quisiera ir al Congo, a África. Sigo muchos artistas de allá, tienen una musicalidad increíble y muchos no son estudiados, son de pueblo, como yo, pero hacen su folclor, muy respetable, y suena divino. Es un sueño por cumplir.

¿Cómo le fue como compositor?

Como compositor, siempre bien. No hago muchas canciones para otros, no me gusta hacerlas por encargo. Cuando compongo es porque verdaderamente quería soltar una canción, así hice Camino Ida y vuelta, así escribí una con Vicente García, en mi disco pasado: Margarita. Sin embargo, me han grabado artistas españoles.

¿Qué temáticas tuvieron sus composiciones en este álbum?

Temáticas semejantes a lo que es el disco. Si se llama Chabuco en La Habana, hablo sobre el amor en La vida es como un son, son temas que abordan la pasión del amor. Valle de ayer, en homenaje a Valledupar, es sobre un recuerdo. A veces me levanto y algún olor me hace añorar cuando estaba niño; por ejemplo, la tierra mojada, bañarme en los aguaceros. Entonces comienzo a pensar en esos recuerdos, también las canciones de los juglares. Una nostalgia que me hace preguntarme dónde andará ese Valle de ayer.

¿Cómo llegó a usted Un bolero azul?

Ya había grabado una canción de Jorge Luis Piloto: No falla. Fue un sencillo que saqué con Dayhan Díaz, que era el director de Mojito Lite. Él hacía un disco de duetos y me invitó a cantarla. Piloto me llamó a decirme que le había encantado la interpretación, y estando en Miami nos pusimos una cita e intentamos algunos estribillos, y un día me envió un mensaje: “Te voy a enviar la canción que más me gusta a mí. No se la he entregado a nadie, pero con la interpretación tuya de No falla, estoy seguro de que irá bien”.

Quedé impactado. Fui a Miami a cantarla, y él también fue al estudio, dirigió la voz. Eso no pasa nunca. Es un compositor de muchos éxitos desde los 80 para acá, y que vaya y dirija la voz… Creo que eso influyó en los mensajes que estoy recibiendo. Hay gente que dice que la canción se le mete en todos los rincones del cuerpo. A mí me eriza. La he oído mucho, pero sigo sintiendo eso.

¿Tiene un mensaje para sus colegas en cuarentena?
Algo que les digo a mis amigos músicos que me comentan lo mucho que esto los ha golpeado: no paren, este sueño de la música hay que vivirlo hasta la muerte. Lo más importante es seguir soñando. Mientras nos despertemos con vida, hay que seguir caminando. Ha sido difícil, pero no hay que bajar la guardia. Esta es nuestra arma y nuestra fuerza, la música que sale del corazón no la derriba nadie.


Tomado de diario EL TIEMPO