Wimbledon no se jugará este año

Foto: Life and Style

La organización del grande británico confirma la cancelación del torneo, por undécima vez en su historia. Tras la suspensión de 36 eventos, el circuito mira sin demasiado optimismo al US Open

Por: Alejandro Ciriza

EL PAÍS (ES)

Dentellada a dentellada, el coronavirus sigue devorando el curso del tenis, que ahora pierde su torneo más carismático. Este miércoles, la organización de Wimbledon anunció que no se celebrará la edición de este año, programada del 29 de junio al 12 de julio. Después de varias semanas analizando la situación y barajando distintas posibilidades, el major británico decidió finalmente cancelar el evento a causa de la expansión del Covid-19, convirtiéndose de esta forma en el primer Grand Slam que oficialmente no se disputará. La gira de hierba, pues, también se va al garete.

Cabe recordar que hace dos semanas, Roland Garros anunció que trasladará la cita de mayo a septiembre, en una maniobra unilateral. Por el contrario, Wimbledon ha decidido después de haberse puesto en contacto con los principales entes: la Federación Internacional de Tenis (ITF), ATP, WTA y los otros tres grandes. En el All England Lawn Tennis & Croquet Club estudiaban distintas opciones, pero en ningún caso valoraban disputar el torneo sin público y el horizonte sigue siendo complicado. La epidemia también castiga con fuerza al Reino Unido —el primer ministro, Boris Johnson, dio positivo— y la mudanza a otra fecha también ha sido descartada, dada la incertidumbre.

Wimbledon es el torneo más antiguo de la historia del tenis. Nació en 1877, y desde entonces solo se detuvo durante las dos Guerras Mundiales: de 1915 a 1918, primero y de 1940 a 1945, después. Es decir, será la undécima vez que no se celebre. El año pasado, Novak Djokovic y Simona Halep fueron los campeones.

Antes de que se anunciase la cancelación de Wimbledon, el tenis había anunciado la suspensión del circuito, tanto el masculino como el femenino, hasta el 7 de junio. Una fecha en la que, en realidad, nadie confiaba. De esta forma, son ya 36 los eventos que han desaparecido del calendario de una temporada completamente desfigurada, que arrancó con el triunfo de Novak Djokovic en el Open de Australia y que ahora vislumbra borroso el futuro a corto y medio plazo. La esperanza de los rectores es poder reanudar la marcha tras el verano, con el US Open como nuevo punto de partida, pero todo dependerá de la evolución de la pandemia.

El grande estadounidense arranca teóricamente el 31 de agosto y finaliza el 13 de septiembre, pero se desconoce cuál será la situación entonces tanto a nivel internacional como en el propio país, el que mayor número de personas infectadas registra y en el que la pandemia comenzó a expandirse más tarde.

Hasta ahora, el circuito se ha visto obligado a suspender los torneos mixtos de Indian Wells, Miami, Madrid, Roma, Roland Garros y Wimbledon. La ATP, además, ha eliminado Houston, Marrakech, Montecarlo, Barcelona, Budapest, Múnich, Estoril, Ginebra, Lyon (tierra), Stuttgart (hierba), s-Hertogensbosch, Queen’s, Halle, Mallorca y Eastbourne; y la WTA, organizadora del femenino, ha tenido que prescindir de Monterrey, Lyon (dura), Guadalajara, Charleston, Bogotá, Stuttgart (tierra), Estambul, Praga, Estrasburgo, Rabat, Bol, Nottingham, Birmingham, Berlín y Homburgo.

SINGULAR PARA TODO: EL ÚNICO GRANDE CON UN SEGURO CONTRA LAS PANDEMIAS

La cancelación tiene un impacto económico brutal en todos los eventos pero, en ese sentido, Wimbledon tiene las espaldas mejor cubiertas. A diferencia de los otros tres grandes, el major londinense es el único posee un seguro contra pandemias mundiales, por lo que sus cuentas se resentirán en menor proporción que las de Australia, Roland Garros y el US Open, y por supuesto que los torneos de menor rango.

El certamen inglés, que genera anualmente más de 250 millones de libras en ingresos (282 de euros) y un beneficio antes de impuestos de casi 4,5 millones (5 de euros), salvaguardará así su buena salud económica y podrá seguir respaldando a la Federación Inglesa de Tenis (LTA), a la que aporta cada año unos 45 millones de euros con el objetivo de velar por el tenis base y los eventos de menor magnitud, caso de Queen’s, Eastbourne y Nottingham.

Siguiendo las recomendaciones de las autoridades británicas, el club cerró sus puertas hace dos semanas, incluyendo los accesos al museo y a la tienda de merchandising.


Tomado del diario EL PAÍS (ES)