El Eln tiene influencia en siete de los diez municipios con más coca

Foto: Archivo EL TIEMPO

Radiografía de Fundación Ideas para la Paz dice que el Eln se viene fortaleciendo desde 2011.

Tan solo en un año, en el 2017, el Eln logró reclutar a 1.000 integrantes nuevos. Ante un proceso de fortalecimiento que comenzó en el 2011, esa guerrilla hoy tendría entre 4.000 y 5.000 integrantes, lo que la convierte en el grupo armado criminal más grande del país.

Con esta guerrilla, que opera en pequeñas estructuras que tienen baja visibilidad pero alta capacidad de desestabilización, el gobierno de Iván Duque suspendió las negociaciones de paz hace un año, cuando este grupo puso un carro bomba en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, lo que dejó 22 uniformados muertos.

Aunque hoy no hay ningún canal para reanudar las negociaciones, la derrota militar del Eln parece un objetivo difícil de conseguir. Así lo asegura una investigación realizada por la Fundación Ideas para la Paz (FIP) que hace una radiografía que muestra cómo está hoy el Eln y por qué acabar con este grupo por la vía armada no parece viable. “El escenario de una derrota militar del Eln es improbable y podría conducir a una guerra de baja intensidad con altos costos en términos humanitarios y ambientales”, afirma la fundación.

En su investigación, la FIP expone que una de las mayores fortalezas del Eln es que al tener estructuras pequeñas puede adaptarse a los cambios y responder las ofensivas del Estado o de otros grupos armados, lo que hace más difícil pensar en una estrategia como la que se tenía contra las antiguas Farc, que era más cohesionada y vertical.

El Eln no solo ha venido fortaleciéndose en sus zonas históricas, sino que además se ha expandido a las regiones que abandonaron las Farc tras el proceso de paz. Hoy está en nordeste de Antioquia, en el Bajo Atrato en el Pacífico norte, así como en algunas regiones de Nariño que fueron claves para las Farc.

El Eln también sigue fortaleciéndose con sus economías ilegales. Frente al narcotráfico, dice la FIP, se propusieron hacerse con el control de lo que dejaron las Farc, en especial los cultivos de coca, corredores de tráfico y puntos de despacho. Así lo hicieron los frentes que están en Cauca, Chocó, Nariño y Catatumbo.

Llama la atención de la FIP que de la lista de los 10 municipios con mayores hectáreas de coca en Colombia en el 2018 (que concentran el 44 por ciento de los narcocultivos de todo el país), el Eln tiene una fuerte influencia y control en siete de esos territorios.
Estas zonas son Tarazá (Antioquia), Tambo (Cauca), Barbacoas, El Charco (Nariño), El Tarra, Sardinata y Tibú (Norte de Santander).

En todas esas regiones han venido creciendo las siembras ilegales, principalmente en Tibú. Allí, se pasó de 4.000 hectáreas en el 2015 a 16.000 en el 2018. Y en el Tambo se pasó de 3.800 hectáreas en 2015 a 7.800 en el 2018. En Sardinata, el salto fue de 1.000 hectáreas a casi 6.000.

Frente al secuestro, aunque esta estrategia hoy es menos usada por el Eln en comparación con lo que ocurría hace 20 años (entre 1996 y 2001, el Eln secuestró a 3.931 personas), esta práctica sigue siendo una de sus formas de financiación en zonas donde tienen mayor control militar.

Otra manera de obtener recursos son las extorsiones a las empresas mineras y el cobro de vacunas a mineros en el sur de Bolívar (Arenal, Morales, Santa Rosa del Sur, Tiquisio, Simití y Norosí); Nariño (Ricaurte, Santa Bárbara, Barbacoas, Magüí Payán y Roberto Payán) y el sur del Cauca (Almaguer). En estas zonas se ha detectado que exigen el 5 por ciento de la producción de oro diaria.

Además de las extorsiones, las afectaciones humanitarias del Eln han venido en aumento. Así, mientras que en el 2015 hubo dos hechos de confinamiento y 11 desplazamientos que involucran a esa guerrilla, en el 2018 esos casos aumentaron a 8 y 51, respectivamente.

Presencia en Venezuela

Desde hace 50 años, el Eln ha cruzado la frontera con Venezuela, teniendo a ese país como una de sus principales zonas de retaguardia, lo que complica aún más una derrota militar de esa guerrilla.

Según la FIP, si bien la presencia del Eln en Venezuela no es nueva, el agravante es que en ese país hoy no solo se resguarda, sino que también ejerce actividades ilícitas que le traen jugosas rentas.

Según el International Crisis Group y datos de Insight Crime, esta guerrilla tiene influencia en 12 de los 24 estados venezolanos en donde se dedicaría al contrabando de gasolina, la minería y la extorsión. Además, afirma la organización venezolana FundaRedes, el Eln realiza actividades de adoctrinamiento y reclutamiento en escuelas y controla emisoras avaladas por el gobierno de Nicolás Maduro en al menos seis estados.

En Arauca y Norte de Santander, la FIP encontró en salidas de campo los corredores controlados por el Eln a través de los cuales contrabandea hacia Venezuela gasolina, carbón, cigarrillos, autopartes, divisas y alimentos como la carne. De otro lado, la migración masiva de venezolanos y su vulnerabilidad económica han sido aprovechadas por esta guerrilla para reclutar a migrantes en sus filas.

El control en las zonas fronterizas también se ve en el lado colombiano. Desde el 2017, en Vichada hay información sobre el control de minas que ejerce el Eln y de la apropiación de minerales que ingresan al país. Incluso, ante los secuestros en el lado colombiano, familiares de víctimas aseguran que se han tenido que desplazar al otro lado de la frontera para negociar con la guerrilla su liberación.

Según el Crisis Group, el Eln ha aumentado en Venezuela su presencia en las zonas de minería ilegal, donde no solo les cobra impuestos a los mineros por sus operaciones y transporte de mercancías, sino que también controla un corredor de este a oeste a través de las principales zonas extractivas del sur de Venezuela. Allí, esta guerrilla, asegura la FIP, ha desplazado a facciones criminales venezolanas como ‘los Sindicatos’.

A medida que el control del Eln al otro lado de la frontera se hace más fuerte, se ha intensificado la violencia. Es por esto que, dice la FIP, los efectos de una ofensiva militar contra el Eln o la posibilidad de reactivar una negociación dependerán mucho de lo que suceda en el futuro con Maduro.

División con la línea dura

Otra de las dificultades que la FIP plantea para la negociación con el Eln tiene que ver con las divisiones que hay entre las cabezas de esta guerrilla, ya que “siempre ha habido fricción entre una línea política y otra de corte más militar”, pues el Eln es una estructura federada, con autonomía en sus frentes.

Así, dice la FIP, hay tensiones entre el sector más moderado del Comando Central (Coce) –representado por ‘Pablo Beltrán’ y ‘Gabino’, quienes están en Cuba y han sido más abiertos al diálogo– y la línea más dura, representada por ‘Pablito’, quien se encuentra en Venezuela y tiene una postura crítica sobre entregar las armas.

‘No se deben cerrar todas las puertas al diálogo’

María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz, habla sobre cuáles podrían ser las salidas ante las dificultades para derrotar militarmente al Eln.

¿Por qué la FIP plantea que no es posible derrotar militarmente al Eln?

El hecho de que tengan a Venezuela no solo como retaguardia estratégica, sino como una alianza desestabilizadora cambia el panorama de manera radical. Así, hacer cosas como las que en el pasado se hicieron contra las cabezas de las Farc en Colombia es muy difícil. No hay ningún conflicto en el mundo que se haya terminado cuando el actor armado tiene una zona de protección en un país vecino.

En cualquier caso, todo dependerá de qué pasa en el futuro con Maduro, porque eso cambiaría la suerte de esa guerrilla allí. Por ahora, él sigue ahí atornillado. La segunda dificultad se da por el tipo de organización que es el Eln, un grupo mucho más difuso, fragmentado, lo que hace mucho más complejo identificar cómo debe ser derrotado. Con esa atomización y siendo un grupo de resistencia, ¿cuándo se puede decir que se derrotó su proyecto político o militar?

¿Cuál es la alternativa si el diálogo está cerrado?

El martes estuve en un foro con el general Zapateiro, comandante de las Fuerzas Militares, en el que él habló de los grupos armados organizados y dijo que, de los tres más sofisticados, solo queda uno que tiene motivaciones políticas, que es el Eln. Esto muestra que, en teoría, hay por lo menos un reconocimiento del Eln desde esa perspectiva.

Ahora, lo que plantea la FIP es que no se pueden cerrar todas las posibilidades. Se debe continuar con una exploración, algo que hace relativamente poco se estaba dando desde la oficina del Alto Comisionado para la Paz. Se debe buscar que los requisitos que pone el Gobierno no se vuelvan una camisa de fuerza que imposibilite dar otros pasos.

Pero ¿qué hacer con Venezuela?

El tema más difícil de una posible negociación es Venezuela, porque la postura del Gobierno frente a Maduro ha sido muy fuerte. El Gobierno insiste en no tener ninguna relación con Maduro. Uno entiende que las relaciones están rotas, pero incluso en las condiciones más complejas –como pasó en la Guerra Fría con Estados Unidos y Rusia– se mantenían algunos canales de conversación. Hoy no hay ningún canal. Y es indispensable exigirle al Eln desescalar sus acciones, porque sí están teniendo unas afectaciones humanitarias graves, y que deje los secuestros.


Tomado del portal del diario EL TIEMPO