Emprender un negocio en tiempos de COVID-19

Foto: Carlos Upequi, director de estrategia de Frubana; Rosario Cabo, creadora de SoliDiario (foto de Patricia Rincón-Mautner); Steven Montoya, CEO de Fruvii, y Juan Peláez, uno de los fundadores de Tiendosqui. Cortesía.

Un directorio virtual para encontrar pymes, una “app” para apoyar a los tenderos del barrio y herramientas digitales para acceder a productos del campo son algunas de las ideas que han surgido en medio de la cuarentena.

Por: Valeria Cortés Bernal

EL ESPECTADOR

Aunque el aislamiento preventivo decretado para hacerle frente a la pandemia del COVID-19 ha sido, para muchos, sinónimo de incertidumbre y zozobra, también se ha convertido en un periodo propicio para reimaginar negocios, apoyar proyectos y lanzarse a emprender.

Buena parte de estas iniciativas han empezado a dar frutos gracias a herramientas tecnológicas, pues la coyuntura ha cambiado las condiciones de mercado, las formas de interacción e incluso ha evidenciado necesidades que antes de la pandemia no eran tan relevantes.

Estos son algunos emprendimientos solidarios que nacieron o se fortalecieron en esta época, prueba de que las crisis también pueden ser terreno fértil para nuevas ideas de negocio.

Fresco, una forma de apoyar a restauranteros

Antes de la cuarentena, la empresa Frubana, de Fabián Gómez, operaba como una tienda digital de alimentos para restaurantes populares de Bogotá, Barranquilla, México y Brasil. Sin embargo, con el cierre de establecimientos a raíz de la cuarentena, sus directivos decidieron crear un nuevo proyecto que no sólo les permitiera sobrellevar la crisis, sino también ayudar a sus antiguos clientes.

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Así nació Fresco, un sitio web en el que ofrecen los mismos productos a familias, en vez de a restaurantes, y en el que los antiguos clientes de Frubana entregan los alimentos en toda la ciudad. Una vez realizado el pedido, la plataforma da la opción de elegir al intermediario más cercano (llamado “líder de comunidad”) y la empresa se encarga de enviarle los productos junto con un kit de higiene.

“Empezamos ayudando a quienes eran nuestros clientes, pero ahora hay un montón de gente que lo ve como una posibilidad para tener ingresos extra y ayudarle a su comunidad a estar abastecida”, cuenta Carlos Upegui, director de estrategia de Frubana.

Tras cuatro semanas al aire, la plataforma ya cuenta con cerca de cien líderes vinculados. En Bogotá se encuentran principalmente en Fontibón, Suba, Engativá y Bosa.

“Apps” para ayudar a tenderos y agricultores

Ahora, más que nunca, las aplicaciones móviles son herramientas claves para que los usuarios puedan adquirir productos con el menor número de intermediarios posibles. Bajo esa idea surgió Fruvii, una app que comercializa tubérculos, frutas y verduras a clientes de Bogotá y Medellín. Según Steven Montoya, fundador del proyecto, reciben productos de 200 agricultores de Ubaté, La Unión y La Ceja, entre otros municipios. Los seleccionan en centros de acopio ubicados en ambas ciudades y desde allí realizan los envíos con sus propios domiciliarios.

“Salir a un supermercado implica tener contacto con muchas personas y aquí con un solo domiciliario y las medidas pertinentes podrías estar mucho más tranquilo”, asegura Montoya. La app promedia los precios de los productos con el fin de dejarles más ganancias a los campesinos que lo que suelen recibir, a la vez que le deja un porcentaje a la plataforma. Según Montoya, esperan poder incrementar las ganancias de los agricultores hasta en un 30 %.

Un proyecto similar es Tiendosqui, una aplicación que fue desarrollada como parte de una iniciativa empresarial para transformar digitalmente a las tiendas de barrio. Por medio de esta app, los usuarios pueden localizar a los tenderos más cercanos y solicitar domicilios. La herramienta fue creada en enero de 2020, pero la coyuntura llevó a que sus creadores la hicieran disponible en menos tiempo.

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“Nosotros no participamos en la intermediación. La app es gratuita para los usuarios y les habilitamos los métodos de pago que tienen los tenderos”, asegura Manuel Peláez, uno de los creadores de la app.

De hecho, Tiendosqui y Frubana hacen parte de las 190 soluciones gratuitas que emprendedores del país habilitaron en la plataforma Colombia Emprende e Innova, de Innpulsa Colombia, para ayudar a lidiar con los efectos de la pandemia. Por el momento, la aplicación incluye cerca de cien tiendas de barrio en la capital, pero sus creadores esperan que el voz a voz y alianzas con entidades como cámaras de comercio contribuyan a que más personas se involucren, pues se puede utilizar en cualquier lugar del país.

SoliDiario, un buscador de emprendimientos

Rosario Cabo es una emprendedora que se dedica a la administración familiar; es decir, a manejar las finanzas de hogares como si fueran empresas. Sin embargo, en las últimas semanas ha dedicado buena parte de su tiempo a visibilizar cientos de negocios distintos al suyo en todo el país.

Luego de ver numerosos casos de pequeños empresarios que ofrecen sus productos en redes sociales, Cabo decidió montar una especie de buscador o directorio digital que pudiera incluirlos a todos en un solo lugar. Con ayuda de su equipo de trabajo, compuesto por cuatro personas, montó el sitio web SoliDiario, un espacio que contiene descripciones y números de contacto de cientos de personas que les escriben por correo ofreciendo todo tipo de productos y servicios, desde prendas de ropa hasta shows virtuales de magia.

Desde el 13 de abril, cuando lanzaron SoliDiario, hasta hoy, se han inscrito más de 600 emprendimientos de 28 ciudades del país y hay otros 400 en cola. En ese mismo tiempo han tenido más de 60.000 visitas y, sin embargo, sus creadores no reciben ni un solo peso por ello.

“No la creamos con ningún interés comercial, sino para que los clientes los encuentren. Todo el proceso es gratis y sin registro”, asegura Cabo, quien recibe numerosas cartas de agradecimiento por esta labor. “Esto me ha enseñado la necesidad absurda que tiene la gente de ser visible, de que lo encuentren, y la falta de espacios para hacerlo”, añade.

El sitio ha tenido tal éxito que Cabo ha recibido ofrecimientos de instituciones educativas y de profesionales que quieren darles cursos gratuitos a los emprendedores inscritos. Incluso le llegó una propuesta de replicar esta iniciativa en otro país. La cadena solidaria de tantos desconocidos que se han unido para apoyar estos proyectos ha llevado a que la empresaria y su equipo descarten la posibilidad de cobrar por la plataforma mientras continúe la cuarentena. “La creamos sólo para ayudar y, por ahora, la vamos a mantener así”, concluye.

Tomado del diario EL ESPECTADOR